El valencianismo se encuentra de luto con el fallecimiento, a los 57 años y tras una larga enfermedad, de Jorge Iranzo, uno de sus más fieles seguidores.

Hasta el último desplazamiento en Vigo, Iranzo desplegó su gran pasión, acompañar al equipo valencianista en todos sus desplazamientos y siempre, hasta que el avanzado estado de su dolencia lo permitió, lo hizo en coche. Un inconfundible Citroen blanco con el que recorrió todos los puntos de la geografía española y europea.

Tal fue su dedicación a los colores que el club lo distinguió con su insignia de oro y brillantes en reconocimiento a una fidelidad que mantuvo intacta a pesar de sufrir coyunturas económicas adversas.

Clásicos eran también los originales calendarios que al inicio de cada temporada entregaba a los medios de comunicación. Iranzo, hijo de quien fue presidente del CD Mestalla, José Iranzo Llovet, definía así su amor al Valencia: "Nací para ser del Valencia. Y si no, no hubiera nacido".