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Se equivocan de enemigo

Se equivocan de enemigo

En el Valencia se equivocan de enemigo. Están disparando mal. Da igual quién haya trazado la estrategia de comunicación del club, pero la prensa o en este caso los periodistas que cubren diariamente los entrenamientos, no son el rival. Sin información el club pierde su visibilidad. A quien hay que humillar, deportivamente hablando, se llama Granada, Sevilla o Málaga. ¿Limitando los pasos de la prensa en Paterna se va a golear al colista? ¿vetando a determinados medios, el Valencia ganará un título? ¿prohibiendo la entrada a la junta de accionistas el club va a tener superavit?

Los periodistas que se pasan horas y horas en la Ciudad Deportiva soportando desprecios, malas caras y desplantes son simplemente el canal de trasmisión para que la información que genera el equipo llegue a los aficionados. Y el fútbol, no nos equivoquemos, sin aficionados no tiene sentido, como bien sabe el club que cuando le interesa vender algo sí que acude a los ahora arrinconados. Al margen de que informativamente aporte más o menos, ¿qué hay de malo en que un fotógrafo capte la imagen de un jugador hablando con su representante a la puerta de la cafetería?¿qué más da charlar con un futbolista en el parking que hacerlo, cinco minutos después, por teléfono mientras éste conduce camino de su casa? Con tantas restricciones, en los medios nacionales el Valencia ya ni aparece. Con la nueva política qué se busca ¿esconder miserias? El club, a pesar de hacer actos como el de Almenara „olé„, cada día se está alejando más de la afición y quizás, cuando quiera volver a acercarse, ya será demasiado tarde.

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