El ídolo de Amaro Gonçalves no fue ni Zico, ni Sócrates ni ningún otro célebre compatriota. Este aficionado brasileño sentía auténtica veneración por Mario Alberto Kempes, argentino y, como tal, "enemigo" a la fuerza de la torcida canarinha. Su admiración llegó a tal punto que bautizó a sus tres hijos con el apellido del jugador más famoso de la historia del Valencia. Eric Kempes, Cléber Kempes y quién conseguiría cumplir su sueño de convertirse en futbolista y delantero goleador: Everton Kempes, estrella del Chapecoense, entre las víctimas esta madrugada del accidente de avión de Medellín.

La fábula de Everton Kempes Dos Santos Gonçalves, de 34 años, se parece a la del Chapecoense, club humilde y desconocido para el gran público hasta su irrupción conjunta en la presente edición de la Copa Sudamericana (el equivalente a la Liga Europa), en la que se clasificaron para la final.

En 2009 el Chapecoense permanecía todavía en cuarta división y no ascendió a la máxima categoría hasta hace dos años. Su estadio, en la industrial localidad de Chapecó, poco se parece con sus 22.000 espectadores a los recintos de los clubes aristócratas del país: Flamengo, Fluminense, Sao Paulo, Corinthians, que arrastran a millones de seguidores.

Everton Kempes no probó suerte en el fútbol hasta los 17 años, compaginando los entrenamientos por la tarde con distintos trabajos por la mañana para dar una gran alegría a su padre al decidir ser delantero, como su idolatrado Mario Alberto. Hasta los 20 años no se profesionalizó, y su carrera fue evolucionando entre equipos discretos: Ceara, Criciúma, Portuguesa, América CM... Sus mayores cifras goleadoras las conseguiría en la liga japonesa, país en el que decidió emigrar para hacerse un nombre y donde el siniestro del Chapecoense ha causado gran conmoción. Sus goles en el Cerezo Osaka y el JEF United Chiba le valieron para volver a Brasil, al Joinville, antes de recalar definitivamente este año en el Chapecoense, de la misma región de Santa Caterina.

Como curiosidad, el delantero no se animó a que su nombre de guerra futbolístico fuese Kempes hasta los 25 años. Primero se hacía llamar simplemente Everton y más tarde Everton Kempes para dar el paso, en 2007, a Kempes. La final de la Copa Sudamericana se había convertido en el acontecimiento más importante de la vida deportiva del Chapecoense y de la mayoría de sus futbolistas, como Everton Kempes, que había perpetuado la tradición ligada al "Matador" bautizando a su primer hijo como Joao Gabriel Kempes.