El Valencia da miedo porque ya nadie vislumbra dónde va: no sabe atacar ni defender. El partido ante el Málaga le debería haber servido para confirmar la tesis de la Copa ante el Leganés, cuando los jóvenes Munir y Medrán habían tomado el poder con un juego más directo y efectivo. Pero ayer el Valencia fue un despropósito de principio a fin, dominado por el miedo de los veteranos y de los jóvenes, a pesar de haber remontado un gol en contra. Uno esperaba que un técnico tan experimentado como Prandelli infundiera confianza y tranquilidad en los jugadores para enfrentarse al fantasma de Mestalla. Sucedió lo contrario.

Pese a tratarse de un entrenador amante del fútbol ofensivo, metió al Valencia en su campo toda la segunda parte. No por eso defendió mejor. Los centros laterales del Málaga martirizaron a los defensas. El técnico lombardo acabó de desquiciar a su equipo al retirar a Parejo por un Fede Cartabia no preparado precisamente para serenar a sus compañeros. El resultado: seis jornadas si ganar y la sensación de que la lucha por la supervivencia en la categoría ya ha empezado. Y va muy en serio.

El destrozo de Peter Lim en los dos años de gestión del equipo quedó ayer expuesto con toda su crueldad. Sobre todo por el contraste al ver el desparpajo de los chavales del Málaga, uno de ellos el castellonense Pablo Fornals, de 20 años, autor de los dos goles visitantes.

En un ambiente desapacible, tanto en la grada como en el terreno de juego, el Valencia ya se había ido al descanso con sensaciones ambivalentes. Por un lado, la remontada al tanto de Pablo Fornals (golazo en una volea con la zurda desde la frontal del área). Por otro lado, la inseguridad permanente, sin controlar el juego en ningún momento. Le dio la vuelta al marcador gracias a dos acciones individuales, producto de la calidad que todavía atesoran algunos de sus atacantes.

En las dos jugadas intervino el siempre cuestionado Parejo. Primero fue un centro lateral desde la derecha que cabeceó Rodrigo impecable, girando mucho el cuello a fin de que el balón se alejara lo máximo posible del meta visitante. Y, en la segunda, se resarció Parejo de un error suyo anterior en el pase, tiró de orgullo para recuperar la pelota y la envió con rabia desde el extremo derecho. Ahí apareció Medrán, confirmando su fama de excelente de llegador con un tiro raso y ajustado al palo.

El Málaga cargó su ataque por la derecha, consciente de la debilidad defensiva de un Siqueira fuera de forma. El central zurdo Abdennour se hubo de multiplicar en las ayudas.

Las carencias defensivas de Cancelo siguen siendo escandalosas: en la reanudación, se pasó de frenada y dejó solo a Chory Castro. El centro del extremo zurdo lo empaló alto Camacho en otro aviso del cuadro de Juande Ramos.

En el cúmulo de desatinos del Valencia para salir jugando se sumó el árbitro, Iglesias Villanueva, que le quitóel balón a Mario Suárez.

Los regates de Ontiveros

Los regates de Ontiveros, la joven perla del Málaga, de 19 años, chocaban con los patadones a ninguna parte de Abdennour. El tunecino se convirtió en el jugador más protagonista del VCF, un pésimo síntoma. Trató de auxiliarle Prandelli dando paso a Gayà por el disminuido Siqueira. Pero no sirvió de nada.

El balón no le duraba un segundo al Valencia, incapaz de dar tres pases seguidos. Ante la escasez total de ideas, el conjunto de Prandelli buscó una y otra vez a Munir con lanzamientos largos, como si el joven delantero magrebí pudiera ganar alguna acción con dos dos centrales. No es rápido ni potente. Es justo lo contrario, Munir necesita llegar con jugadas masticadas para imponer su técnica y privilegiada visión.

Prandelli sorprendió con su siguiente cambio: Fede Cartabia por Parejo. Si ya no tenía ningún control el Valencia, con un jugador tan anárquico como Fede Cartabia iba a disponer de mucho menos. El balón quemaba en los pies de los valencianistas. A Gayà, por ejemplo, se le escapaban controles muy fáciles. El lateral de Pedreguer entró al campo preso del pánico, como se demostró poco después en un agarrón dentro del área a Duda que pudo costarle el penalti. En medio del drama, Diego Alves encontró un resquicio para el humor con el gesto de quitarse el sudor de la frente para reflejar lo muchísimo que sufría el Valencia en esta segunda parte. Y con el equipo, todo Mestalla.

13 córners en contra

Fue un milagro que el Valencia no encajara antes el empate. La superioridad del Málaga fue aplastante: 13 córners a favor de los andaluces por dos de los valencianianos, por ejemplo.

El conjunto de Prandelli no supo ni defenderse ni atacar y el descuento volvió a serle fatal. En lugar de tratar de defenderse lejos de su área, reculó hasta la misma línea de gol y volvió a surgir Fornals para marcar en el minuto 93. La maldición y la angustia de los últimos minutos.

La zona Cesarini castiga una vez más al Valencia y no es una casualidad. Es un equipo cargado de tensión que se bloquea en los últimos minutos. Necesita que alguien lo libere. Y precisa refuerzos, sí, futbolistas frescos en el centro del campo que den calma. No la dio anoche un Mario Suárez mermado físicamente mientras Carlos Soler había sido uno de los descartados a la grada por el entrenador. Ontiveros y Fornals sí fueron titulares para Juande Ramos. La valentía es necesaria en los tiempos de penurias.