Voro busca y rebusca algún motivo para el optimismo en su equipo, pero es difícil encontrarlo. Si acaso la progresión de Lato y de Carlos Soler, que tienen madera; y... la meritoria aportación anoche de Vinicius de Araujo con un gol después de dos años de ausencia. Hubo un tiempo, no tan lejano, en que el Valencia CF disponía de dos grandes jugadores por puesto. Ahora, un equipo B como el que jugó anoche en Balaídos, va muy justo. Los chicos se emplearon con bravura en medio de la lluvia, pero no dan para más. Entre los caprichos del dueño, Peter Lim, jugando a la playstation con el VCF, y la energía perdida del exdirector deportivo, Suso García Pitarch, en cuitas personales, la plantilla del Valencia ha quedado bajo mínimos. En el global, el Celta ha gado 5-2.

El lateral izquierdo Lato es rápido y contundente. Le sobra valentía y uno no entiende cómo, ante las constantes lesiones de Gayà y Siquiera, no ha jugado antes. ¿Cómo no lo vio Prandelli? En cuanto al mediocentro Carlos Soler, su cambio de ritmo en la conducción y la templanza en el manejo del balón invitan a pensar en un largo recorrido en Primera. El problema de ambos es haber entrado ahora, en una dinámica tan deprimente. El Valencia no disparó ni una sola vez entre los tres palos en la primera parte. En el minuto 49 llegó el primero: un remate de cabeza de Mir, demasiado flojo y centrado, tras un buen centro de Lato.Los dos lateales actuaron con solvencia. También Cancelo, un futbolista que no saca provecho de su enorme potencial.

El Celta se dedicó a especular porque venía con mucha ventaja y porque alineó a jugadores de más calidad. Rossi, uno de ellos. El exlevantinista, pese a sus limitaciones físicas, conserva la clase para abrirse el espacio en la frontal y enviar un derechazo (pese a ser zurdo cerrado) pegado al palo. El gol en contra soltó al Valencia, que aprovechó una mala entrega de Cabrales para empatar. Fede recuperó el balón y se lo cedió a Vinicius. El brasileño, de 23 años, resolvió por el palo del portero.

Ante tantas fatalidades, el Valencia se daba por satisfecho con el empate, pero entonces Parejo, sustituto de Soler en el descanso, cometió una falta innecesaria sobre Sisto al borde del área. El propio jugador danés de ascendencia sudanesa, de 21 años, envió el cuero por encima de la barrera y sorprendió a Jaume, que pudo hacer más. El portero de Almenara se fue maldiciendo. Había sucumbido a la maldición del descuento.