Por fin un Valencia sólido, solidario y generoso con la grada de Mestalla. El equipo de Voro le ha ofrecido esta mañana un partido notable a su gente ante el Espanyol, lo que tiene mérito dadas las circunstancias. Los jugadores rindieron todos a su mejor nivel, gracias a Voro, y por encima de todos ellos descollaron Nani y Carlos Soler. El internacional portugués va a ser clave para que el Valencia huya de la quema del descenso en la segunda vuelta. Le sobra calidad. Lo del joven mediocampista valenciano de 22 años es mucho más inesperado. Su irrupción, por supuesto como consecuencia de la crisis, es la mejor noticia para el VCF en los últimos meses. Centrocampista serio, con variedad de recursos técnicos y físicos, y, sobre todo, repleto de ganas y energía. Una bendición para Voro.

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El Valencia completó la mejor media parte de la temporada. El equipo jugó con armonía en todas sus líneas, tanto con el balón como sin él. Apuntalado en el eje central por Garay, el triángulo en el medio campo formado por Enzo, Parejo y Carlos Soler pudo armar los ataques y las defensas. La ofensiva se concentró sobre el flanco izquierdo. Por ahí sorprendían un Gayà incisivo y un desbordante Nani, con la permanente asistencia de Parejo. En el otro extremo, Montoya y Munir se ofrecían siempre como alternativa. El gol fue una obra maestra, un rara avis en medio de una crisis tan angustiosa. Recuperó la pelota Nani casi en posición de lateral zurdo y encontró un magnífico pase al centro para Soler. El canterano aceleró y abrió a la derecha. La jugada se fue enriqueciendo hasta llegar al extremo derecho, donde Nani, el origen de todo, cedió a fin de que embocara Montoya, un lateral goleador como ya demostró el lunes en El Sadar.

Sacrificado en la alineación Mario Suárez, Carlos Soler se ha convertido en capitán general. Juega con soltura, personalidad y madurez. Lo extraño es que no lo hubieran visto antes. Que tuviera que llegar Voro para darle una titularidad que clamaba al cielo.

Lo de Nani fue una exhibición. El control de los tiempos y de los espacios. En la segunda parte mantuvo el control del partido.

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Los nervios fueron traduciéndose en tarjetas amarillas. Para Parejo, Gayà y Carlos Soler. Y algunas decisiones arbitrales que irritaron a la grada, sobre todo una llave de kárate de Duarte a Santi Mina dentro del área que no vio el linier pese a su posición privilegiada.

El Valencia siguió mandando y de una falta lateral iba a sustanciarse esa ventaja. La lanzó muy enroscada Parejo, al primer palo, y Diego López la salvó a duras penas. Mestalla reclamaba gol mientras Santi Mina, muy oportunista, cabeceó el rechazo a gol. La maldición volvió a asomar cuando David López recortó distancias, pero esta vez el equipo estaba unido, concentrado, y no iba a permitir una nueva desgracia en el descuento. Era tiempo de dar a la gente por fin una alegría.