El silencio de Mestalla resultó clamoroso. La gente ha entendido que ni siquiera el sentido común de Voro evita un calvario en la segunda vuelta, un via crucis para evitar el descenso. Los próximos enfrentamientos ante el Betis, el Athletic, el Real Madrid y el Alavés serán las próximas paradas. La gestión de la plantilla, tanto en los mercados de verano como de invierno, ha generado una indefensión total. El día en que se ausentaron Parejo, Enzo, Nani y Munir, los cuatro titulares de la línea del medio del campo, el equipo se abrió de patas ante el Eibar. El partido fue un despropósito valencianista, limitado el equipo a los pelotazos a un Zaza incapaz de fabricarse ocasiones por sí mismo. Mestalla se fue vaciando a lo largo de la segunda parte. La única nota positiva fue el realismo descarnado de Voro tras el encuentro: «Está en nuestras manos evitar el descenso».

La titularidad de Mario Suárez y su actuación posterior deja en muy mal lugar la planificación deportiva. El Valencia lleva pagando toda la Liga la falta de un especialista en una zona del campo tan sensible como la del mediocentro. Lo fue Suárez hace unos años, pero ya no. Tan descabellada su contratación como la venta de Javi Fuego, un jugador de club que conoce el oficio como pocos. A eso se unió anoche la dependencia de Parejo, tan denostado como necesario para escapar del descenso.

La espantosa temporada del Valencia, su pésimo juego en la mayoría de duelos, tiene otra consecuencia más: la pérdida del respeto mínimo por parte del colectivo arbitral. La semana pasada le expulsaron a Munir por dos tarjetas amarillas, la primera inmerecida. Y anoche le mostraron tarjeta roja a Carlos Soler, al borde del descanso, además del penalti correspondiente, por un intercambio de manotazos dentro del área. El árbitro, Munera Montero, solo vio el de Soler a Escalante, claro. El mediocentro argentino, que ya lesionó a Busquets con una entrada terrorífica hace un par de semanas, le sacó la expulsión al imberbe valencianista.

El penalti transformado por Adrián noqueó a un Valencia minúsculo en la primera parte. Las bajas de Enzo, Parejo, Munir y Nani dejaron al equipo a los pies de los caballos, sin nadie con templanza para pedir el balón y manejarlo con seguridad. Escalante fue el dueño de la medular y de un centro suyo llegó la primera ventaja vasca: cabezazo en plancha de Sergi Enrich, sin que Montoya acertara a cerrarle.

Lo tenía todo a favor Zaza para estrenar titularidad a lo grande. Un precioso centro desde la izquierda de Gayà y un espacio claro sobre los centrales para cabecear. Le pegó un frentazo a la grada. A Zaza se le vio más en defensa que en ataque. Y el VCF solo tiró una vez entre los tres palos de Yoel.

Debú de Orellana

Ya con uno menos toda la segunda parte, Voro hizo debutar a Orellana en lugar del desafortunado Cancelo. Sin opciones de nada, con un equipo roto, el mediocampista chileno fue un espectador más de la debacle. La acentuó Dani García en una volea fantástica desde la frontal del área que se coló por la escuadra izquierda de Diego Alves.

Orellana apenas pudo mostrar su evidente calidad (salvo una vaselina repelida por Yoel) y, para rematar el desastre, Garay se borró del próximo partido, el sábado ante el Betis en Sevilla, ganándose una tarjeta inútil que acarrea suspensión, una irresponsabilidad más.

Ni las bajas ni la injusta expulsión de Carlos Soler justifican la pésima imagen de un Valencia cada vez más solo.