La sanción de un partido a Carlos Soler, después de su expulsión con roja directa contra el Eibar, es una pequeña victoria del Valencia en los despachos. El mediocentro canterano, de 20 años y pieza clave en los últimos encuentros del conjunto de Voro González, solo estará ausente en el encuentro contra el Betis de este sábado (13.00). El Comité de Competición de la RFEF ha considerado las alegaciones previas realizadas por el club y que han permitido la interpretación más benévola posible del acta redactada por el árbitro Munuera Montero, que invitaba a un castigo mayor.

Finalmente, Competición ha aplicado la sanción basándose en el artículo 123.1 de su reglamento, en el que especifica que debe producirse un lance «de manera violenta con ocasión del juego o como consecuencia directa de algún lance del mismo, siempre que la acción origine riesgo, pero no se produzcan consecuencias dañosas o lesivas, se sancionará con suspensión de uno a tres partidos o por tiempo de hasta un mes».

Conviene recordar como se produjo la jugada en cuestión. Corría el minuto 45 de la primera parte cuando, en un córner a favor del Eibar, Carlos Soler repelió con un manotazo una serie de provocaciones previas del jugador rival Escalante. Munuera Montero decretó penalti y expulsó a Soler. Una decisión ya de por sí controvertida, pero que se exponía a consecuencias de mayor relieve por la redacción del acta. «En el minuto 45 el jugador (18) Soler Barragan, Carlos fue expulsado por el siguiente motivo: Por golpear con la mano en la cara de un adversario con el uso de fuerza excesiva, sin estar el balón a distancia de ser jugado». El texto hizo temer al Valencia que se reprodujera el agravio parecido al sufrido en la temporada 2014-15 por Rodrigo De Paul. El jugador argentino fue castigado con 4 partidos después de propinar un codazo a Aleix Vidal, que el propio jugador sevillista reconoció como involuntario, en declaraciones televisivas que el club documentó en su defensa.

En esta ocasión el Valencia aportó un escrito de alegaciones junto a una prueba videográfica de la acción. El club, como reconoce la RFEF en su expediente, consideró que el acta reflejaba «un error material manifiesto» al entender que fue Escalante «quien golpea al expulsado, que solo intenta protegerse y zafarse de su oponente, sin que en ningún caso sea posible considerarlo como una agresión». En su conclusión, el Comité entiende que «no se deduce con evidencia la existencia de un error material manifiesto (...), siendo las imágenes plenamente compatibles con la descripción de los hechos en el acta arbitral». Una manera, dicho de otra forma, de no desautorizar públicamente al árbitro, a pesar de que se acabe dando implícitamente la razón al club al aplicar el artículo 123.1, el que pretendía el Valencia, y hacerlo en la menor sanción posible, un encuentro. El club, satisfecho con el resultado, no interpondrá ningún recurso alguno en Apelación.