El Valencia del futuro se empieza a escribir el miércoles, fecha en la que regresa a la ciudad la presidenta Layhoon Chan. La mano derecha de Peter Lim ha estado un mes en Singapur, alejada de Mestalla pero trazando junto al propietario de la entidad la enésima hoja de ruta con la que intentar detener el desplome del club blanquinegro. La máxima dirigente aterrizará con una idea definida de cómo deberá ser la nueva estructura deportiva del club, la que tenga que diseñar con urgencia y con escaso margen financiero el proyecto que haga reaccionar al Valencia la próxima temporada.

De momento se conocen más intenciones que realidades tangibles y la última palabra, el cuño final, sigue dependiendo de la aprobación personal de Peter Lim. La idea del club es la de reforzar el organigrama con varios técnicos, aumentar las voces y el debate interno, y comandar el área con la llegada de un nuevo director deportivo. La diferencia, el distinto matiz frente a la opinión manejada semanas atrás por el propio club, radica en el perfil de los nuevos técnicos. Se quiere fortalecer la estructura pero sin apuntar a nombres mediáticos o que necesariamente tengan una vinculación con el valencianismo.

Meriton entiende que el trazo que representaba Jesús García-Pitarch era demasiado político, con un protagonismo personal excesivo. Ese personalismo se quiere evitar en la nueva época para optar por un director deportivo de perfil más bajo y con una silenciosa discreción de cara a la opinión pública que se ajuste más a la cultura de trabajo asiática. Este giro disminuye las posibilidades de que nombres como Santiago Cañizares o David Albelda puedan regresar al club. El distanciamiento social entre la propiedad y la hinchada, uno de los motivos por los que hizo que Meriton se preguntara sobre la necesidad de rescatar a exjugadores ilustres, ya no parece preocupar tanto. Se quiere un «hombre de fútbol», rodeado de un nutrido equipo, pero sin que el «pedigrí» futbolístico sea obligatoriamente uno de los factores a tener en cuenta.

La «estabilidad» es una de las palabras que más repiten los dirigentes valencianistas cuando se les requiere información sobre los futuros planes deportivos. Interpretan que nombres como García-Pitarch o Cesare Prandelli, dimitidos con una semana de diferencia, no garantizaban esa paz interna. No se quiere seguir en la llamada «montaña rusa» que acuñó, ante las peñas, el consejero delegado Anil Murthy. Una visión que da pie a otra interpretación, la de querer evitar la presencia de técnicos de tendencia rebelde o contestataria, como quedó demostrado con Prandelli, que desnudó en público las carencias estructurales del actual proyecto.

Mientras se perfila la nueva área, el tiempo corre. En un escenario en el que es altamente improbable que se vaya a entrar en competiciones europeas, y en el que será necesario recortar de nuevo gasto en la plantilla, se debe peinar con mayor detenimiento el mercado, comenzando con la búsqueda de jugadores a coste cero. La posibilidad de firmar a jugadores como Kiko Femenía, que acaba contrato con el Alavés, queda de momento en el aire por la interinidad de la actual dirección deportiva.