Mateu Alemany ha asumido toda la responsabilidad del proyecto del Valencia en su presentación como nuevo director general del club: "Soy el primer ejecutivo del club. Asumo la máxima responsabilidad", indicó el dirigente mallorquín, que ha recalcado que todavía no tiene un diagnóstico sobre la situación de la entidad "tras tres horas en el club" pero que el nivel de exigencia de su proyecto irá acorde a la "historia del club". "Mi lucha será por el consenso. Quien no reme en la misma dirección, no estará en este proyecto", añadió.

Alemany aseguró que "no es el momento" todavía de decidir sobre la continuidad o la elección del entrenador: "El momento no es. El club está en competición y la liga no ha terminado. El domingo hay un partido y no renunciamos a estar lo máximo arriba posible". Preguntado por las conversaciones mantenidas con Peter Lim durante dos meses y medio, Alemany confesó que la voluntad del empresario singapurés es "permanecer a largo plazo en el club" y, pesar del "disgusto" por la actual situación del Valencia, mantiene "mucha ilusión" por mejorar las cosas". "Lim no es feliz, está disgustado de cómo han ido las cosas. Si estoy aquí es porque quiere que las cosas cambien. Por historia, potencial social y exigencia, es un club máximo".

Preguntado por el proyecto del nuevo estadio, del que el club ha afirmado que no podrá finalizar antes de 2019, Alemany aseguró que "se está trabajando para acelerar" los plazos. Del mismo modo, por la envergadura y el volumen de su cometido en el club, ha firmado un contrato a largo plazo: "Mi contrato no tiene fecha, soy un hombre paciente, me hago cargo de la situación general del club, conectar y coordinar, a partir de ahí, eso mejore mucho. No va a ser poco, no vengo de vacaciones. La exigencia es inmediata". "Llego aquí es porque creo que puedo mejorar. No soy un hombre de demagogia fácil, no voy a prometer cosas. La receta está en el trabajo, orden, disciplina, exigencia, compromiso y pasión. Voy a insistir en esos factores", agregó.

Por último, se mostró comprensivo con el malestar que ha expresado la afición. Un enfado que cree que es aprovechable para la propia institución: "Es bueno que la afición proteste, nos pone en alerta para mejorar el nivel exigencia".