¿Qué le ha sorprendido en estas primeras 24 horas en el Valencia?

Me ha impresionado la ciudad deportiva. La conocía de visitarla en partidos del Mallorca B, pero me ha encantado lo preparada y tecnificada que está. Es esencial por motivos económicos, deportivos, también sociales, para implicar al club. En cada gran etapa del Valencia, y de cualquier otro club, ha habido continuidad de jugadores de la casa, respetados, con peso. Para mí es algo indiscutible. Es uno de los objetivos. Recuperar el protagonismo de jugadores de la casa. Sin duda.

El lunes usted dijo....

De tú, por favor [interrumpe].

Proclamaste ser el primer ejecutivo del club, pero hay precedentes, con Prandelli o García Pitarch, en los que Lim no respetó su independencia. ¿Por qué va a ser distinto esta vez?

Primero: desconozco las situaciones previas, no sé lo que pasó y tengo la cabeza ocupada con otras cuestiones. Segundo: mi cargo no existía hasta ahora y tiene unas connotaciones distintas a las de un entrenador o director deportivo. Y os diré una tercera: no soy de los que le gusta tomar decisiones individuales. No soy un individualista. No pienso que lo sé todo. Me gusta escuchar a todo el mundo, me encanta que me hagan cambiar de opinión, que me convenzan. Adoro que después de una discusión durísima se llegue a un consenso. Es una palabra que me escucharéis mucho. El consenso significará que nos equivoquemos mucho menos.

¿Te atreverás a parafrasear a Alfonso Guerra cuando dijo aquello de que «a España no la conocerá ni la madre que la parió»?

Estoy convencido de que la imagen que demos del club delante de la afición, de los medios de comunicación, será diferente. Yo trasladaré lo que el club piensa de cada situación y responderé a las situaciones de crisis y daré la cara siempre de lo que se pueda contar.

«Exigencia» es tu palabra más repetida. ¿Ha tenido el club un déficit de exigencia?

No estoy en condiciones de decir qué razones de tipo interno han llevado al Valencia a no cumplir durante un periodo de tiempo bastante amplio con los objetivos que por naturaleza tiene la exigencia de alcanzar. Yo sí sé cómo me gusta trabajar en mi entorno. En el caso del Valencia se juntan dos exigencias: mi forma de ser, de vivir la competición y el deporte, y otra viene impuesta por la afición y la historia del club. Hay un doble factor corrector de multiplicación. Por mi modelo de gestión y la que nos viene impuesta desde fuera. Hay una exigencia al cuadrado. Es buena la frase, ¿eh? [ríe].

Dejas una zona de confort muy acomodada en Mallorca.

El cambio familiar para mí es brusco y traumático.

Allí se dice que tus jornadas transcurrían entre golf y relax.

[Ríe]. No, no. Es la broma habitual porque me gusta practicar deportes y me agrada el golf, pero hacía de todo. Los mallorquines valoramos mucho vivir en la isla, nos cuesta mucho vivir fuera de ella, fuera de la referencia de la mar, aunque aquí también la tenga. Tengo mi familia, mis amigos, mi entorno, mis negocios que funcionaban muy bien y que me ocupaban muchas horas.

¿Qué clase de negocios?

Un poco de todo. Negocios inmobiliarios, relacionados con el deporte, como pádel.

Han sido seis años de retiro. ¿Notas que el fútbol ha cambiado mucho en ese intervalo?

No tanto. Las cifras económicas han variado un poco y se ha hecho todo un poco más gordo, pero el fútbol sigue siendo el mismo.

Sí es un deporte más complejo, con la entrada de inversores foráneos. En el Valencia vas a tener un claro ejemplo.

Ha habido una irrupción fuerte en los clubes, muchos cambios estructurales, pero creo que las fórmulas que han funcionado siempre a la hora de gestionar un club siguen absolutamente vigentes. El hecho de que tengas otra estructura no cambia las reglas fundamentales. Además, soy un enamorado del fútbol y no he dejado de seguirlo como deporte y me ha gustado seguir informado en ámbitos institucionales, mediáticos...

Hay dos entrenadores que han trabajado contigo, a los que tenemos un cariño especial en Valencia, Cúper y Aragonés.

Casi nada. Tengo que levantarme al escuchar sus nombres. Con Cúper no puedo ser objetivo. Lo considero muy buen amigo y una persona extraordinaria. Pero debo decir que mi relación personal con él fue posterior a la profesional. Los dos entendíamos que cuando hay una relación club-entrenador puede ser buena, pero nunca de amistad. Esa relación nace cuando los dos nos desvinculamos del Mallorca. Y a partir de ahí, somos muy amigos. Es un entrenador absolutamente extraordinario, con una personalidad única. Fue un lujo trabajar con él. Estamos en contacto y es uno de los grandes entrenadores mundiales de los últimos 20 años.

¿Y Aragonés?

Con Luis estuve dos etapas. En la primera, el año 2000, fuimos terceros con la mejor puntuación de la historia. Era un genio, así lo digo. Fue un privilegio ser su amigo y aprender de él. Una persona diferente. Era un tipo que de fútbol lo sabía absolutamente todo. De arriba a abajo. Interpretaba el juego, entendía al jugador como nadie.

¿Qué tipo de fútbol te gusta? ¿Te decantas por algún estilo?

Es una pregunta fácil y seré muy claro. Ganar. Ya lo decía Luis. Ganar, ganar y ganar. Se puede ganar de muy distintas maneras. En Mallorca decimos que «hi ha diferents maneres d´agafar una figa d´una figuera». Si uno mide dos metros le es más fácil, y los que no son tan altos cogen un gallato o una piedra y tiran el higo abajo. Casi tan importante como el estilo es la mentalidad. Eso debe estar en la cabeza del club, del equipo, de los aficionados. La ambición. Se dice mucho eso de que nos gusta competir. A mí no me gusta competir, a mí me gusta ganar. Competir y perder, para qué sirve.

¿El futuro entrenador del Valencia debe tener, como principios irrenunciables, los puntos que unían a Cúper y Luis? Experiencia, ambición...

Son dos referentes, pero fíjate que tenían dos estilos absolutamente distintos. Aún así, conseguían objetivos. De ahí la importancia de la mentalidad sobre el estilo.

Precisamente ahora se habla como candidatos de dos entrenadores distintos. Marcelino y Quique Setién.

Los conozco, pero conozco a casi todo el mundo porque en este mundillo siempre acabas por saludar a todos. El tema del entrenador es de competencia y estudio del director deportivo, que está trabajando en ese tema. Pero también digo que no es el momento de hablarlo. Tengo la sensación desde que he llegado, y un poco antes también, de que parece que el año ha acabado y que estamos en pretemporada. Quedan diez partidos y es nuestra obligación, por respeto a la afición y a nosotros mismos, sacar el máximo rendimiento. No es lo mismo quedar el 12 que el 8. Es el momento de estar concentrado. Cuando llegue el momento, tomaremos decisiones.

Tienes fama de negociador.

Esta fama de negociador es dañina, deja al acecho a tu interlocutor. No hay club que pueda funcionar sin un gran control económico y austeridad en las cuentas. Por filosofía, soy una persona austera. En la situación actual, más importante si cabe es afinar los recursos. Eso implica paciencia. No vamos a jugar en Europa, eso significa una pérdida de ingresos. Habrá que ver cómo evoluciona el mercado y ver los casos de algunos jugadores. Es un nivel de información que aún no dispongo.

¿Por esa filosofía austera te sorprende la inversión de Lim?

Es una cuantía muy alta. Son muchos «dobbés» [dinero, en mallorquín]. Muchísimos. Tiene un componente positivo, y es que me dice que este señor, aparte de lo que me ha transmitido, tiene un compromiso muy fuerte con esta entidad.

¿No es una señal también de fichajes con sobreprecio?

No lo puedo decir, hasta que vea los números, y cuando los vea tampoco hablaré.

¿Podemos descartar que Lim quiera vender el club?

Cómo será mi convicción de que quiere seguir, que he desmontado toda mi vida en Mallorca. Tengo un contrato indefinido. Lim me ha transmitido mucha ambición de revertir la situación. No tiene ninguna prisa en deshacer su inversión.

¿Cómo va a afectar la multa de la Comisión Europea?

Es uno de los temas jurídicos que debemos evaluar, y está en proceso. Todos los efectos negativos que hayan en un presupuesto afectarán directa o indirectamente al equipo. Pero creo que el Valencia en cualquiera de los casos tiene un presupuesto lo suficientemente importante para tener unos resultados deportivos buenos.

¿En qué ambiente has crecido?

Mi padre es capitán de la Marina mercante. Tiene 84 años, está jubilado. Mi madre maestra de escuela. Tenemos de todo. Un hermano está licenciado en Informática, otra en Química, otra en Educación Física, y yo abogado. Me gusta mucho hacer deporte. Una de mis preocupaciones sen València será encontrar espacios para seguir practicándolo

¿Probaste suerte en el fútbol?

Llegué a Tercera, era malo. En fútbol sala jugué en el Buades Electricista. Llegamos a ser subcampeones de España.

¿Cómo entra el fútbol en tu vida?

Desde muy pequeñito, mi abuelo me llevaba al Lluís Sitjar. Mis ídolos eran los jugadores de un Mallorca que estaba en Tercera.

¿Prefieres Mateu o Mateo?

En Mallorca somos poco problemáticos con la lengua. Somos bilingües, como queráis.