Ya no cabe ninguna duda. Estamos ante un futbolista superlativo en todo: en velocidad, en inteligencia y en clase. Tiene además 20 años y es de la cantera. Lo extraño es que nadie lo advirtiera hasta la llegada de Voro. Carlos Soler es una joya para disfrutarla muchos años. Anoche derribó al Celta en un partido vibrante, con todas las emociones positivas que desata el fúbol de ataque.

El Valencia jugó mucho más suelto que el domingo ante el Dépor, también porque el cuadro celeste invita a un duelo al sol donde no caben los cálculos. Bajo el impulso de esa propuesta, Parejo se sintió en su salsa y buscó la complicidad de Carlos Soler, que también destacó jugando de interior derecho: el chico sirve para todo.

A fin de liberar a Orellana de las obligaciones defensivas de la banda, Voro le dio el interior derecho a Carlos Soler, el izquierdo a Munir y situó al chileno en la media punta, su posición ideal. La paradoja es que esta vez tampoco destacó Orellana ante su exequipo, sino Carlos Soler.

La gente fue indulgente con Cancelo tras su feo gesto del pasado domingo (al mandar callar a la grada tras marcar) y este lo agradeció con una actuación sobria, profesional, como no se le veía desde hacía meses, como si hubiera madurado en unos días lo que no había madurado en años.

El error de Diego Alves fue monumental en el gol de cabeza de Cabral tras la falta lateral de Waas: el portero brasileño midió mal y permitió un remate limpio del central argentino. Alves sufre en las salidas por arriba mientras, en el uno contra uno, no hay nadie igual: lo comprobó el genial Iago Aspas poco después.

El partido tuvo un ritmo muy alto. El Valencia sabía que, como le diera la iniciativa al Celta, estaba perdido. Voro instó a sus chicos a atacar sin complejos y así llegó el empate: un precioso taconazo de Zaza hacia la línea de fondo propició el centro de Cancelo al área pequeña, donde llegaba puntual Parejo. Había que hilar muy fino para batir a la defensa celeste.

Ruleta de Soler

La ruleta espectacular de Carlos Soler a Tucu Hernández despertó a Mestalla en el segundo tiempo. El regate se lo hizo no a un cualquiera sino a un mediocampista tan experimentado como el chileno. El Celta seguía avanzando y Iago Aspas se movía con una agilidad asombrosa. Pero Voro agitó el banquillo justo para dar entrada a Lato por un agotado Siqueira. El efecto fue inmediato: un pase en profundidad de Enzo al canterano y el centro de este lo remató a gol Munir. Cancello, llevado por en entusiasmo, perdió el balón en una salida y dejó en una contra a Aspas con Soler. Picó el canterano, le tocó levemente con la rodilla y el penalti lo transformó el propio Aspas.

Quedaba lo mejor. Lato protagonizó un cuarto de hora eléctrico. Enzo Pérez lanzó en carrera a Soler y este dibujó una vaselina por encima de Sergio que hizo temblar el viejo estadio. Una pequeña obra maestra, la primera de muchas que espera Mestalla.