La vaselina a Sergio Álvarez confirmó lo que hace mucho que se veía en Paterna. Con Carlos Soler hay futuro, él ya es una realidad. Aunque desde pretemporada parecía indicar que este curso sería el de su asentamiento en el primer equipo, no fue todo tan fácil. El ´18´ del Valencia tuvo que esperar hasta el 10 de diciembre, para realizar su debut oficial con la elástica blanquinegra. Fue en Anoeta frente a la Real Sociedad, donde Prandelli lo sacó a falta de doce minutos por Mario Suárez.

El italiano volvió a darle minutos en la vuelta de Copa ante el Leganés, esta vez media parte, y salió por Enzo. Las mismas unidades que Voro en la ida ante el Celta, sustituyendo de nuevo al medio argentino. Hasta que completó un partido entero frente a Osasuna en Liga. Repitió titularidad en Balaídos en la vuelta de la Copa del Rey, aunque fue cambiado al descanso por Parejo. Desde entonces ha sido titular en todos los encuentros del Valencia, a excepción de contra el Athletic y el Real Madrid, aunque salió en la segunda parte de ambos duelos.

Cambió el dorsal 28 por el 18, marcó goles a domicilio a Villarreal y Alvés, y contra el Celta por fin anotó en casa, y menuda manera de estrenarse.

Baraja lo cambió todo

Su época en el juvenil con el ´Pipo´ fue clave para que Soler se asentara como mediocentro. Hasta entonces, actuaba de mediapunta y acumulaba en 2012, más de 500 goles y 100 asistencias. Y es que el cambió de Fútbol-7 a Fútbol-11 ya había retrasado su posición, antes era delantero. Puesto, desde el que Carlos Soler había sido fichado por los blanquinegros con 7 años en el Trofeo Pepe Valls de Bonrepós. Con dos años menos que el resto, el pequeño valencianista que jugaba con los de l´Horta Nord, deslumbró a Alfredo Pérez, técnico blanquinegro, que no dudo en lanzar sus redes a por él. Luego llegó a ser nombrado mejor jugador del torneo de Arona con 11 años y a lucirse con sus golpes francos, hasta la vaselina.