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Campeonatos europeos

El Valencia pierde lustre europeo

El club podría quedar este fin de semana fuera de Europa por segundo año consecutivo, circunstancia que no ocurría desde hace 22 campañas - La entidad de Mestalla sufre el momento más bajo tras alcanzar en el siglo XXI su esplendor continental

El Valencia pierde lustre europeo

La combinación de resultados de este fin de semana podría dejar al Valencia matemáticamente fuera de competiciones europeas, todavía con cinco jornadas por delante para disputarse. Con 40 puntos, el equipo de Voro González está clasificado en la duodécima posición, a doce puntos de la séptima plaza, que ocupa la Real Sociedad, y que podría ser el último billete a la Liga Europa, si el Barcelona derrota en la final de Copa al Alavés. La improbabilidad matemática es tan alta que el valencianismo, después de una temporada en la que el reto ha consistido en salvar la categoría, asume que por segunda campaña consecutiva habrá que asumir ayuno continental.

Esa, precisamente, es la imagen que retrata la decadencia deportiva en la que se halla la entidad de Mestalla. El Valencia, club que ha sido campeón o finalista en distintas décadas de todas las competiciones internacionales, está perdiendo lustre europeo. Para encontrar una racha similar hay que remontarse 22 años. En la temporada 94-95, el Valencia acababa décimo y encadenaba su segundo año sin clasificarse para Europa, después de que en el año anterior (el del desastre posterior a la caída en Karlsruher por 7-0) los valencianistas fueran séptimos. El momento actual es más crítico porque en 1995, al menos, se jugó la final de la Copa del Rey contra el Deportivo de la Coruña, perdida por 2-1. En la 97/98 el Valencia, noveno, se descabalgaba también por segunda vez seguida de Europa, pero lograba reengancharse al ganar la Copa Intertoto. Un torneo menor, pero que serviría de trampolín hacia la última etapa dorada.

La segunda incomparecencia continental de los blanquinegros es todo un golpe generacional. El siglo XXI ha representado la recuperación y culminación del prestigio europeo del Valencia. Dos finales de la Liga de Campeones en París y Milan (2000 y 2001) y la consecución de la Copa de la UEFA y la Supercopa 2004. En la memoria permanecen las imágenes de trascendentes victorias ante el Barcelona, Arsenal, Lazio o Leeds United. Alcanzada esa cima, la presencia valencianista continuó siendo habitual en la máxima competición. No se llegaba a finales, pero se divisaban cruces de altura, en octavos y cuartos de final, contra rivales de fuste, como Inter de Milán y Chelsea. De hecho, la sensación de fracaso no iba ligada a quedar fuera de Europa (entre 1998 y 2013 solo se ausentó en 2005), sino a no llegar a clasificarse en algunos años para la Champions. En la Liga Europa, la carretera secundaria, el Valencia estuvo cerca de pisar dos finales, pero fue apeado por el Atlético y el Sevilla en 2012 y 2014, respectivamente.

Condenado a un bombo secundario

El retroceso en los últimos años ha tenido otro efecto. El club ha caído por primera vez del top-20 del ránking UEFA. Una clasificación en la que computa el coeficiente de las últimas cinco temporadas. El caso del Valencia no es único. Equipos aristócratas europeos como Milan o Inter padecen una travesía por el desierto todavía más sufrida, hundidos en la posición 41 y 43, respectivamente. La consecuencia directa que pueda tener este descenso se traducirá, probablemente, con que el Valencia caiga como mínimo al tercer bombo de los sorteos de Champions, aunque su regreso a la competición sea inmediato, es decir, en 2018. Otra estampa inusual, ya que los blanquinegros han sido en muchas ocasiones hasta cabezas de serie.

El paréntesis presente no es el mayor periodo de tiempo en barbecho europeo. Hubo un #VCFexit más prolongado, justo a mitad de los 80, la peor crisis de la historia con el descenso a Segunda de 1986 entre medias. El Valencia estuvo sin tener noticias europeas desde el 16 de marzo de 1983, cuando fue eliminado en Heysel por el Anderlecht en Copa de la UEFA, hasta el 13 de septiembre de 1989, cuando regresó al continente ganando al Victoria de Bucarest por 3-1, en la misma competición.

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