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Motivación

Voro choca en el intento de mantener activado al VCF

El mensaje de «disfrutar compitiendo» del técnico no tiene continuidad con el equipo salvado

Voro choca en el intento de mantener activado al VCF

Al complejo desafío de salvar al Valencia, solventado a tiempo y con eficacia por Voro González, se suma otro reto: de qué manera mantener afilada la motivación del equipo cuando ya no queda nada en juego. Un objetivo que el técnico valencianista está consiguiendo solo a medias. Las tres victorias seguidas contra Deportivo, Celta y Granada, unido al peleado empate contra el Sevilla, hacían pensar que el Valencia podría acabar el año en una curvas ascendente. En cambio, el tropiezo en Málaga ha vuelto a poner en duda el grado de madurez competitiva de los valencianistas, como ya sucediera con las derrotas en Las Palmas y Mendizorroza.

La premisa hasta el momento de Voro se ha basado en intentar que el Valencia intentara encarar el final de campeonato «disfrutando compitiendo». Un razonamiento basado en dos puntos. El técnico recuerda que el vestuario ha sufrido mucho anímicamente en una temporada en la que se llegó a desfilar por el precipicio y en la que el Valencia estuvo directamente colapsado, incapaz por ejemplo de hacer frente a la responsabilidad de competir jugando como local en Mestalla.

Una reconstrucción en la que el técnico no usó el látigo ni interna ni externamente y siempre echó mano de un mensaje conciliador. Liberado ya de ese peso, Voro ha intentado que el equipo libere el fútbol que tenía escondido, mediante los elogios. Antes de medirse al Atlético, el entrenador sacó pecho, esperando que el equipo siguiera esa inercia: «Estamos muy bien después de superar dos meses complicadísimos. Hemos demostrado que somos capaces de ganar a cualquiera». El Valencia regresó del Manzanares con 3-0 y firmando uno de los peores partidos del año. Antes de visitar al Málaga, Voro optó por el mismo método: «Estamos en el mejor momento de la temporada». Una manera de quitar presión para un equipo que, de tan relajado, acabó perdiendo la intensidad.

Otra de las causas de esa desconexión se encuentra en la falta de veteranía que presenta el vestuario, despoblado cada año de referentes de experiencia, de jugadores con mando que proyectan el mensaje del entrenador sobre el césped. Desde la llegada de Peter Lim, se ha enfocado la planificación de la plantilla fichando juventud, y vendiendo puntales del perfil de Javi Fuego, capaces de mantener afilada la exigencia.

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