Nunca se puede sacar pecho de una derrota. Aunque el Real Madrid acabe consumiendo los cambios en el descuento. Pero de la entereza que demostró un diezmado Valencia para competir en Chamartín, están casi todas las pistas de por dónde debe venir la recuperación blanquinegra en el futuro. Un camino mostrado por Carlos Soler y Toni Lato, que debutaron jugando como veteranos en la casa merengue.

La alineación del Valencia fue silbada con estridencia, como en aquellos días lejanos, cuando Ayala y Albelda dictaban leyendas de fiereza. Del mismo modo, la actitud del Valencia distó de ser acomplejada o pasiva. Ni la resignación de no tener un objetivo que llevarse a la boca, ni la intimidación del ambiente de gala, con el canto del himno que recuerda la vocación de universalidad madridista, empequeñecieron a los valencianistas.

En su primera comparecencia en tal magno escenario, Soler y Lato no se arredraron. El mediocentro campaba alegre en campo rival, tocando con la cabeza levantada, como los jugadores de verdad. El joven lateral ganaba duelos individuales ante Cristiano, los dos al choque. La hinchada local mostraba signos de nerviosismo que daban lugar a escenas exóticas, como gritar «fuera, fuera» a Gil Manzano.

Entre medias, oportunidades perdidas por el Valencia, desde el primer minuto, con el poste de Santi Mina. Cada ocasión malograda, cada último pase mal ejecutado en el contragolpe, tenía el regusto amargo de saber que en este estadio no se puede perdonar. El Real Madrid siempre castiga. Y más con las facilidades que Nani dio a Carvajal para centrar cómodamente el balón que cabeceó Cristiano. Pero al partido le quedaba metraje.

La segunda parte continuaba mostrando un guión en el que al Valencia no le faltaba valentía, pero los espacios escaseaban y Benzema perdonaba la sentencia. Poco después, otra clásica cuota arancelaria por estos pagos. El cómico penalti sobre Modric. El más injusto de los 13 penaltis en contra del Valencia en esta temporada. La guerra psicológica de Alves surtió efecto y, entre él y quizá el karma, detuvieron la pena máxima de Cristiano. «Así, así, así gana el Madrid», cantaba desde el gallinero la resistencia.

En la recobrada dignidad no participaron todos los actores. La parsimoniosa retirada del campo de Nani en su campo, con 1-0, es para que se tome nota en los despachos. Qué diferencia del pundonor de Lato para evitar el segundo gol de Cristiano, aunque para ello se tuviese que dejar la cabeza contra el poste. Con jugadores de esa pasta se debe escribir el futuro. El gol de Parejo de falta directa encendió la caldera del Bernabéu con la réplica instantánea de Marcelo.