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Tributo

Mestalla no es campo de despedidas

Solo Puchades, en 1958, tuvo en el Valencia un homenaje con una intensidad emocional parecida a la de Totti con la Roma - Mundo, Pasieguito, Fernando o Albelda no recibieron tributo, y Claramunt y Kempes fueron recordados décadas después

Mestalla no es campo de despedidas

Sesenta mil gargantas rotas por el llanto despidieron en el Olímpico de Roma a Francesco Totti, capitán y tótem indiscutible del equipo romanista, al que había guardado fidelidad durante 25 temporadas. Camino de los 41 años, Francè lloraba como un aficionado más, como el niño que ve que se acaba la fábula de haber hecho historia con el equipo de su ciudad. Una emoción que contagió a seguidores de otras latitudes y que abre el debate de cómo son agradecidos los servicios prestados de los jugadores de la casa que han permanecido toda una vida en la misma entidad. Trasladado al ámbito valencianista, muchos de los personajes ilustres colgados en las lonas de la Tribuna de Mestalla, no han llegado a recibir un homenaje del club blanquinegro.

¿Es posible ver en Mestalla despedidas como la de Totti? ¿Por qué no han sido frecuentes a lo largo de la historia? 554 partidos oficiales y 144 goles lucen en la tarjeta valencianista de Fernando Gómez Colomer, el número 10 del equipo entre 1983 y 1998, que no llegó a tener un homenaje oficial del Valencia. Fernando huye de polémicas y anticipa que Totti solo ha habido uno y cada comparación con él será engañosa: «No hay que buscar una comparativa negativa. Si un jugador hubiese estado 25 años en el primer equipo del Valencia, también habría recibido un homenaje de ese tipo. Me encantó cómo lo hizo la Roma con Totti. Reconozco que me emocioné».

«Pocos futbolistas se pueden comparar a lo que ha representado Totti», prosigue Fernando, al que los aficionados llamaban «el catedrático», por su depurada visión de juego. «Lo de Totti son 25 años de militancia en un mismo club, jugando a gran nivel, ha sido en infinidad de ocasiones en la selección italiana, ha logrado títulos. Más allá de algunas sensaciones, como la de haber estado toda la vida en un mismo club, Totti es superior a mí y a todos», concreta el exdirector deportivo del club.

No obstante, Fernando opina que la sensibilidad renovada que ha mostrado el club y la Fundación para atender su historia, con iniciativas como el Fórum Algirós, debe ser impulsada para corregir la ausencia de homenajes y potenciar una práctica más británica: «Ni yo ni muchos otros tuvimos una despedida oficial. Estamos en una época de cambios y se podría hacer a partir de ahora. A mi me gusta mucho la filosofía inglesa. Es decir, si estás diez años en un mismo club, aunque estés todavía en activo, se te hace un pequeño homenaje. El que sea. Porque, por desgracia, las carreras de los futbolistas se pasan muy rápido y es gratificante ver esa muestra de cariño», concluye Fernando.

Un caso parecido es el de David Albelda. Figura icónica, tanto como «one club man» como capitán del Valencia del doblete, pero que también despierta la incomprensión de un sector de la grada.Entre 1997 y 2013, el exfutbolista de la Pobla Llarga acumuló 485 partidos oficiales marcando el terreno como mediocentro valencianista. Esta pasada semana, en su blog personal, reflexionaba sobre el tratamiento que, a nivel nacional, reciben los deportistas españoles: «Para nosotros, nuestra sociedad, los españoles, todo es maravilloso cuando visionamos estos homenajes de puertas afuera, pero ¿acaso fomentamos o hacemos algo para que esto ocurra en nuestro deporte?».

Con su habitual tono directo, sin cortapisas, Albelda lamentaba en su página web que el deportista veterano en muchos casos es repudiado y no venerado: «Seamos sinceros, aquí quemamos a nuestras leyendas cuando aun están en activo, nos cansamos de ver siempre las mismas caras y a poco que tengan un mal partido o una mala temporada pedimos su cabeza hablando de cambios de ciclo. Es más, si juegan, suele ser porque el entrenador no tiene valor a sentarlos, mandan demasiado en el club y tantas otras opiniones sin ningún tipo de fundamento que no hace falta nombrar. De hecho, ya hemos sido capaces de jubilar a Rafa Nadal o Andrés Iniesta a poco que han bajado su nivel». El ejemplo de Totti desmonta el pretexto de la pasionalidad irracional de la cultura mediterránea, con un humor dependiente de los resultados, en comparación con la filosofía anglosajona de grada, con un sentido de pertenencia mucho más sólido. «No tenemos esa veneración por nuestros mitos», asume Albelda.

La gran excepción de Puchades

Solo los aficionados más veteranos de Mestalla recuerdan un doble homenaje que nada que envidiar al de Francesco Totti. Antonio Puchades se retiró el 8 de diciembre de 1958 en un amistoso ante el Olympique de Niza, en el que el estadio valencianista se llenó hasta los topes. Tonico recibió más homenajes, del club y en Sueca, su localidad natal, y con su fallecimiento en 2013, todo Mestalla volvió a rendirle tributo.

Otros jugadores a quienes el Valencia rindió honores fueron Roberto Gil, Mestre y Ricardo Arias. Kempes recibió el suyo en 1993, nueve años después de irse del Valencia y en un amistoso que acabó convirtiéndose en un plebiscito para fichar a Romario. Pep Claramunt, el mejor centrocampista de su generación, recibió su descafeínado homenaje en 1997: 19 años después de su retirada. Su figura, afortunadamente, está siendo rehabilitada y elevada por iniciativa de la Fundación.

Jugadores como Mundo, Pasieguito, Seguí, Piquer, Waldo, Guillot, Paquito, Abelardo, Sol, Jesús Martínez, Valdez, Carrete, Sempere, Quique o Giner, entre otros casos con más de diez años de pertenencia en el equipo, no recibieron un homenaje del club tras retirarse.

En otros casos, el reconocimiento ha venido con la reacción espontánea de cariño de la grada. Así sucedió en 1990 con el último partido de Liga de Subirats, levantado en hombros al grito de «Subi, torero». El día que los titulares hablaban del adiós de Mijatovic, Mestalla coreó en 1996 el nombre de Arroyo, autor en su despedida de un decisivo gol ante el Espanyol que casi vale una Liga. Con Rubén Baraja, la afición maquilló la falta de tacto que el club había tenido con el emblemático jugador vallisoletano. Fue el 16 de mayo de 2010 y, tras derrotar al Tenerife, Baraja fue vitoreado por el público y sus compañeros.

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