Mathew Ryan ha abierto la «operación salida» en la plantilla del Valencia. El portero australiano, de 25 años, jugará en el Brighton, equipo recién ascendido a la Premier League y que pagará un traspaso de 6 millones de euros al club de Mestalla. La despedida de Ryan no implica la continuidad de Diego Alves, su competidor por la titularidad de la portería. La intención de deshacerse del guardameta brasileño sigue firme, por segundo verano consecutivo, ya que el nuevo técnico Marcelino García Toral prefiere contar para esa demarcación a un cancerbero de su confianza personal.

Varios factores han intervenido para acabar decantando el adiós de Ryan. El propósito inicial del jugador era el de volver a Mestalla, reforzado por su buen papel en la cesión al Genk Belga. Sin embargo, Ryan necesitaba que el Valencia garantizase la palabra de que iba a ser el primer portero del equipo. No quería que se repitiese el episodio vivido en el verano de 2016 cuando pasó de la titularidad en la pretemporada a la suplencia, e incluso la grada, porque el club no logró encontrar un acomodo a tiempo para Alves. Con la posibilidad de jugar el Mundial de 2018 en el horizonte, Ryan quiere minutos, sentirse protagonista.

Durante su primera temporada, la 2015-16, el meta «aussie» asumió su suplencia sin queja alguna, tras la recuperación de Alves de su grave lesión. Fue entonces, febrero de 2016, cuando su agente preguntó al club qué idea de futuro tenían pensada para la portería. Por deseo personal de Peter Lim (tal como quedaría reflejado en la gira posterior en Singapur), la portería iba a ser para Ryan y Jaume.

Esta vez, con todas las áreas de decisión del club renovadas, desde la dirección general hasta el banquillo, pasando por la secretaría técnica, Ryan no ha recibido ninguna certidumbre sobre su futuro rol. Este factor se ha juntado con el aceptable caché que tiene en el mercado y la innegable necesidad de ingresos del Valencia, en su segunda temporada seguida sin participación europea. Ryan deja una grata impresión en el club, por su callada profesionalidad, el perfeccionismo en los entrenamientos y su gran adaptación a la ciudad y al castellano.

Alves y el efecto dominó

La salida de Ryan no altera el planteamiento con Alves. El objetivo es el de venderlo porque se entiende que no ejerce una buena influencia en el vestuario, requisito que no tolera Marcelino, y que sus prestaciones deportivas han descendido. Más allá de sus llamativas estadísticas a la hora de detener penaltis, Alves ha sido el sexto peor portero de la Liga en porcentaje de tiros a puerta detenidos, con solo un 54'31% de disparos blocados, en la peor temporada de la historia de goles encajados (65). Alves conserva una buena cotización y no desea irse si no es a un club europeo «top» y con posibilidades de ser titular. La temporada pasada no se accionó el efecto dominó del mercado de porteros entre los principales clubes al no recalar De Gea en el Real Madrid. El Nápoles, en el que todo parece indicar que no seguirá Pepe Reina, puede ser uno de los posibles destinos de Alves.

Jaume Doménech será el segundo portero y Toni Sivera, al que se le augura un gran futuro, entrenará con el primer equipo y jugaría en el Mestalla. El Valencia se centra en el fichaje de un portero de garantías y Alphonse Areola encajaría en ese perfil. Los dos coincidieron en el Villarreal y, la pasada temporada, Areola no fue titular indiscutible en el PSG.