Hay días para exhibir músculo de club grande. Y el sábado lo es. Bastaría con la excelente trayectoria de los chavales de Curro para llenar la grada, pero no es sólo eso. Y lo sabes. Va mucho más allá. Hay intangibles en juego. Los intangibles son todavía el patrimonio que distingue a los clubs de fútbol, donde se macera su condición y su carácter, donde se acumula el sentido de la militancia. El sábado tenemos una oportunidad de oro para hacer visible la magnitud del Valencia CF. No sólo cuenta la historia del Mestalla, el primer gran filial del fútbol español, un equipo que sigue en el pódium de los mejores filiales pese a estar lejos de Segunda desde 1973. Cuenta la fe de la afición, tan ninguneada y masacrada desde tantos ámbitos en las últimas temporadas. Ya fue maravillosa la jornada del femenino, y lo está siendo la promoción del filial, pero este sábado debe ser el gran colofón. No es tanta la necesidad de ascender como la necesidad de mostrarse. Mostrar la vitalidad del valencianismo, su verdadera dimensión, su vocación irreductible. En suma, exhibir músculo social. Sin acritud, pero con determinación.

El Mestalleta ha cumplido con su papel en el momento necesario. Otras veces a lo largo de la historia ya lo hizo, pero en este contexto, su ejemplo y su mensaje cobran un valor superior por inesperado y sorpresivo. Ha revitalizado lo que muchos se empeñan en menospreciar con mala fe y ha demostrado que en fútbol las cosas son más sencillas cuando se trabaja hacia la consistencia y no desde la improvisación y el derroche. Subir o no subir de categoría ya no es la cuestión capital. Esa presión es para otros. La evidencia del éxito ya es bien visible. Y eso es lo que cuenta por encima de todo. El sábado sería bonito, justo y necesario conseguir un Mestalla repleto de valencianistas apoyando al joven pero viejo y querido Mestalleta. Con pequeños pasos que parecen insignificantes también se recuperan sensaciones que parecían olvidadas. Pase lo que pase en la eliminatoria con el Albacete, es importante mostrar gratitud y reconocimiento a todos los integrantes del Valencia-Mestalla. El servicio que le están haciendo a la entidad va más allá de un puntual y anecdótico brote de ilusión. Están sosteniendo la bandera. Y con ellos, nosotros. Ojalá disfruten de la oportunidad de triunfar en el primer equipo. En el filial ya lo han hecho. Mil gracias.