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Sentido de club

Sentido de club

En medio de la confusión y el desarraigo, la presidenta, Layhoon Chan, encontró un punto de luz. Corría el final de 2016 y el Valencia CF volaba desbocado hacia la autodestrucción. El prestigioso Cesare Prandelli acaba de dimitir tras haberse enfrentado a los futbolistas(los dejó a los pies de los caballos con el famoso «fuori») después de que estos echaran pestes sobre sus entrenamientos antediluvianos: no tocaban balón durante la primera media hora de cada sesión. A continuación dimitió el director deportivo, Suso García Pitarch, ninguneado por el dueño, Peter Lim, al vender a Alcácer y a André Gomes sin avisarle. El portero ungido por Pitarch para ser titular, Ryan, no tocaba bola; y los dos invitados a marcharse durante el verano al ser considerados «tóxicos», Enzo Pérez y Diego Alves, habían recuperado el liderazgo del grupo ante el vacío de poder. Las palabras iban por un lado y los hechos por otro.

En ese contexto y con el Valencia CF asomado a los puestos de descenso, Voro tomó las riendas hasta final de la temporada. Su imagen devastada tras el primer partido: el 3-3 dejándose remontar por el colista Osasuna confirmaba la tarea titánica a la que se enfrentaba. Y su acentuado sentido de la responsabilidad.

A partir de ahí, Voro ejerció de entrenador, de psicólogo, de portavoz y, en definitiva, de líder de la entidad que volvió a recuperar la coherencia y la autoestima. Y sentó las bases, al dar paso a Carlos Soler y a Lato, de una idea de futuro. Participó en la elección del nuevo entrenador (Marcelino) y ahora, desde su experiencia como delegado en la convivencia con muchos técnicos, está convencido de que el asturiano es el idóneo. Con Voro, el VCF está en buenas manos. Tiene sentido de club.

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