El valencianismo ha estado esperando dos años un partido como este. El VCF jugó con personalidad de equipo grande en el Bernabéu, sin arrugarse, sobreviviendo a un Asensio desatado y contraatacando con convicción cuando podía (el único lunar fue la mala elección de Zaza en esas últimas contras). El debú de Kondogbia invita a frotarse las manos a Marcelino mientras el otro debutante, Murillo, mostró ser una roca. Los chavales de la cantera cumplieron con creces: Soler, Lato y Gayà pusieron el alma y el fútbol en cada intento.

El talón de Aquiles del Valencia estaba hasta ahora en el eje central. Eso lo ha visto claramente Marcelino, cuya prioridad ha sido reforzarse con Murillo, Paulista y Kondogbia. Murillo le da poderío, sobre todo aéreo. Kondogbia, buena salida a la pelota y mucha consistencia.

El Valencia reaccionó al gol inicial de Asensio con orgullo. Tres de sus canteranos se rebelaron contra la hegemonía histórica madridista. Fue una acción memorable: el pase de Gayà a la línea de fondo, la llegada fulgurante de Lato y su servicio al centro del área, donde se coló Carlos Soler para marcar con la zurda de primeras. El madridismo se preguntaba de dónde había salido ese chico, ayer de interior derecho. Entre Gayà (22 años), Lato (19) y Soler (20) habían puesto patas arriba el Bernabéu. Hubo una jugada a continuación que retrata la importancia de Carlos Soler en este Valencia. Rodeado de contrarios blancos, que querían salir de estampida al ataque, mantuvo la calma para templar, regatear y librarse de todos ellos.

Atrevido anduvo Gayà toda la tarde en su nueva posición de interior izquierdo. No ejerció de segundo lateral sino de interior de toda la vida. Brilló. El VCF necesitaba alguna contra y se la proporcionó Soler, superior en la carrera a Modric, cortado por Casemiro con un hachazo. Neto sacó sendos disparos muy ajustados, una a Benzema y otro a Modric.

Un maravilloso centro de Soler lo cabeceó alto Zaza. Parejo creció en el partido y envió una falta a la esquina de Keylor. El VCF logró descolgarse en ataque y otra vez percutió Gayà por la izquierda. Su centro lo amortiguó Rodrigo, lo cedió atrás y Kondogbia, imperial, lo colocó al costado. Asensio no estaba dispuesto a darse por vencido y volvió a marcar de falta, al lado de Neto, que había dado un paso hacia el centro. Zaza pudo rematar al Madrid en las contras finales pero se llenó de balón ante la ira de Marcelino. Ojo: este equipo, con dos balas arriba (Guedes y Pereira), puede empezar a dar miedo.