A media tarde, ya digerido todo el intenso derbi, Carlos Soler colgaba un mensaje en Instagram, con una frase motivadora de LeBron James: «Me gusta a crítica. Te hace más fuerte». Era la respuesta del joven centrocampista a una sensación hasta el momento desconocida en su corta y pulcra trayectoria en el primer equipo: la crítica de un sector de la afición, que en las redes sociales había afeado al canterano el número de ocasiones erradas ante el Levante UD.

Un reproche posiblemente desmesurado, ya que Soler volvió a ser de los futbolistas que más ocasiones de gol generó, pero que supone otro paso en el proceso de madurez de un jugador que, con solo 20 años, asume con naturalidad que es uno de los pilares del proyecto y que ya ha asimilado otros episodios de frustración como su rigurosa expulsión ante el Eibar el año pasado.

Soler ya ha lucido en el Camp Nou, ha marcado en el Bernabéu, ya destaca como uno de los líderes de la nueva selección sub´21, y ayer cumplió con otro deseo, como el de estrenarse en un derbi del que ya estaba muy familiarizado con los duelos de categorías inferiores. El partido le motivaba especialmente por varios detalles. Con 20 años, en su memoria el derbi, recuperado en la época moderna desde 2004, siempre ha sido una referencia habitual, un partido con tradición. Y había otro argumento: engrosar la nómina de valencianos que han marcado en este encuentro, que son realmente pocos. Soldado e Iborra acumulaban un tanto, y había que remontarse a los años 60 para encontrarse con los goles de Guillot, Roberto Gil y el azulgrana Camarasa. Carlos buscó el gol y contó hasta con tres oportunidades claras. No entró, pero queda toda una carrera por delante para seguir intentándolo, y más con el aspecto que tiene el Levante UD de asentarse en la élite.

Rodrigo reencuentra la fe perdida

A inicios de semana, Marcelino García Toral mantuvo una larga charla con Rodrigo Moreno. El gesto del delantero hispano-brasileño, en la conversación camino a los vestuarios, era serio, con la cabeza gacha. Por su mente todavía sobrevolaba la bronca que le recitó Mestalla al ser sustituido contra el Atlético de Madrid, por parte de un sector de la grada que empieza a no creer en su renacimiento, por más que su actitud sea irreprochable. La elección fácil del técnico asturiano habría sido la de dar descanso a Rodrigo para un partido con la carga extra de presión de un derbi. Pero el sacrificado final fue Simone Zaza y Rodrigo, con todos los focos sobre él, volvió a marcar y ser una de las mejores noticias del Valencia en su oxidado ataque. En el más crítico de los momentos, ha vuelto a recuperar la fe.

Marcelino no tiene dudas de la potencialidad de Rodrigo y de que es el delantero con mayor calidad del equipo. El aprecio es mutuo, el jugador se siente a gusto en la máxima exigencia que aplica el entrenador a cada sesión de trabajo y está convencido de que puede volver su mejor versión, la de su primera temporada como blanquinegro. Esta queda lejos todavía, pesa aún el estigma de las dos malas campañas sufridas, pero ayer dio pasos en el buen camino, con buenas decisiones en cada detalle del partido y participando en las acciones decisivas. No solo en el gol, siempre liberador, y que inició él mismo con la apertura a banda hacia Pereira. También asistió a Carlos Soler en una de sus mejores ocasiones en la primera mitad. Se movió con libertad, tuvo más ocasiones y fue siempre un elemento imprevisible para la defensa rival.

Simone Zaza,

un primer aviso

La primera alternativa que ha buscado Marcelino para oxigenar el ataque ha sido prescindir de Simone Zaza. Una decisión influida por las características del partido (buscar movilidad para marear a dos centrales pesados como Chema y Postigo), por volver a jugar el martes ante el Málaga, pero que también viene determinada por registros negativos que no escapan al análisis de Marcelino: el delantero italiano ya es el jugador que más faltas comete de la Liga y el futbolista cuyos remates acaban más veces rebotados contra defensas rivales. También sorprendió que fuese el único jugador que no saltara a ejercitarse con los suplentes en los rondos previos al partido.