Toni Lato empezó de extremo izquierdo hasta que un técnico de las categorías inferiores del Valencia, Titín Santafé, lo convirtió en lateral para aprovechar un «enorme talento defensivo». «Y eso es raro porque los zurdos somos bastante cómodos, pero él no», dice Santafé sobre el actual jugador del Valencia CF.

Santafé dirigió a esa brillante generación del 97 (Lato y Carlos Soler como abanderados) durante tres años, desde Benjamines a Alevines, y disfrutó de un grupo acostumbrado a competir entre los grandes de Europa, muy exigido y maduro dentro del campo.

«Estoy orgulloso de haberlos entrenado. Parece que lleven cinco años en Primera. Siempre fueron maduros, tuvieron un entorno favorable y fueron muy humildes», añade Santafé. Como dirían de los ciclistas los cronistas antiguos, Toni Lato (València, 19 años) es de otra pasta. Debe serlo para haber salido airoso con 18 años del duelo con Cristiano Ronaldo en el Bernabéu y, unos meses después, de las embestidas de Bale y Asensio en el mismo escenario. Sin la continuidad necesaria para asentarse en Primera (la competencia para el puesto es nada menos que de Gayà), el joven lateral zurdo se ha convertido en un especialista para Marcelino, siempre dispuesto a actuar.

«A estos nanos, a él y Carlos Soler, no les afecta la presión», cuentan quienes conocen al jugador de La Pobla de Vallbona, que siempre ha descollado en los días señalados.

Frente al Málaga, volvía a ser una prueba de fuego para el risueño Lato. Solo había disputado un partido de cuatro , el empate a dos en el Bernabéu. Pero jugó con la madurez que le caracteriza. Se le acumuló el trabajo en el primer tiempo porque Míchel, técnico del Málaga, atacó con tres jugadores por su flanco. Eso propició muchos 3 contra 1 porque a Guedes, de interior izquierdo, le cuesta defender. Lo corrigió Marcelino en el descanso. Trasladó de banda a Guedes, metió ahí a Andreas Pereira y mandó al central izquierdo, Murillo, a echar una mano a Lato. El Málaga se evaporó.

Valentino Lato

Lato llega con facilidad a la línea de fondo. Es tan rápido que el segundo entrenador de Marcelino, Rubén Uría, lo ha apodado cariñosamente «Valentino». Lato domina los espacios y el regate en carrera, desbordando en varios ocasiones al lateral malacitano Cifu, también muy rápido. Le faltó algo de serenidad para centrar.

Marcelino sabe que puede confiar en él. Destaca sobre todo por su fiabilidad. Debe mejorar algunos aspectos defensivos, pero su rendimiento siempre va a acercarse al notable. Es un reloj.