Nuevo pistoletazo de salida para intentar acabar las obras del futuro estadio del Valencia, que se iniciaron en 2007 y llevan paradas desde febrero de 2009. El club comienza esta misma semana con el Ayuntamiento de València el proceso de tramitación de licencias para finalizar el proyecto.

La reanudación del plan, en realidad, se enmarca en las obligaciones de cumplir con los plazos estipulados en la Actuación Territorial Estratégica (ATE), que exigen que el estadio quede inaugurado como máximo en 2021 y que el viejo Mestalla sea derribado en 2023 como fecha límite.

En el comunicado emitido ayer, el Valencia informaba de que se buscará «un renovado proyecto basado en la óptima experiencia para el aficionado». Traducido de manera práctica, la entidad debe actualizar puntos que se han quedado desfasados en la década de parálisis del recinto de Corts Valencianes, en materia de las licencias de bomberos, seguridad, producción televisiva, iluminación, número de localidades o plazas de aparcamiento.

El arquitecto encargado del proyecto Mark Fenwick, confirmó a Levante-EMV que «existen propuestas sobre la mesa», pero que se encuentran «en una fase prematura». La intención es «optimizar» el plan, lo que significa que se abaratarán costes, con una inversión aproximada no superior a los 100 millones de euros, además de que el aforo se reducirá de los 75.000 espectadores iniciales a una cifra entre 50.000 y 60.000, más realista con la asistencia habitual del viejo Mestalla.

Además, se suprimirá la posibilidad de disponer de una pista de atletismo porque la idea es la de acercar la grada al terreno de juego. Es una de las peticiones expresas de Peter Lim, que quiere que el futuro campo transmita la misma presión vertical sobre el rival que se genera hoy en el actual coliseo.

Entre los otros compromisos que el Valencia debe cumplir con el alcalde Joan Ribó, está el de asegurar que, en el momento de ser inaugurado el estadio, el club entregará al consistorio municipal un polideportivo anexo al recinto para uso vecinal.

Financiación, la clave

Las partes consultadas creen que «hay margen temporal» para llegar a cumplir los plazos. La clave estará en la financiación, ya que se necesitaría una fuente externa de ingresos porque las obras no se cubrirían ni con la reducción de costes ni aumentando las ganancias con una perspectiva de participación continuada en Liga de Campeones. Este intento de reactivación del proyecto es el más serio desde que Bankia frenó en mayo de 2012 el plan Newcoval. El Valencia ya admitió que no llegaría a tiempo para inaugurar el estadio en el centenario de 2019.