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Amparo Barbeta 01

Se obedece más al que enseña que al que manda

Y este fin de semana qué? Ver a España me sabe a poco. Quiero más. El cuerpo me pide fútbol. Bueno... para qué engañarnos, lo que me pide es disfrutar con el Valencia. Después de varios años de hastío, como miles y miles de valencianistas, tengo mono. ¿Qué quieren que les diga? pues que me lo vuelvo a pasar pipa con mi equipo.

El grupo de Marcelino jugará mejor o peor, pero suda la camiseta. El compromiso de los jugadores, prácticamente los mismos que antes deambulaban por el campo, se ha disparado y los aficionados nos sentimos orgullosos de ello. El parón, en plena efervescencia, frena la euforia. O no.

Tras la victoria sobre el Athletic Club, me encantó escuchar al entrenador asturiano. Es de los que da una de cal y otra de arena y ve el discurrir de los partidos como cualquier hijo de vecino -no como los Nuno y compañía que veían partidos inexistentes-. Que hay mucho que mejorar, sí, pero él le dio matrícula de honor a los futbolistas por el trabajo hecho durante las primeras siete jornadas de liga. Chapeau. Además, y ahí quizás se puede cimentar la fuerza de esta temporada, vestido de cirujano ha ido cosiendo heridas y el grupo está sano.

En el vestuario, entiéndanme la frase, se respira aire puro. Los egos, de momento, están controlados. Con su trabajo diario, los resultados y las sensaciones, el técnico se ha hecho de respetar ya que, se obedece más al que enseña que al que manda.

El pasado jueves, el técnico invitó a comer a la plantilla y todos los jugadores acudieron a la cita para sentarse alrededor de la misma mesa. Nada de grupitos. Una mesa, le leo a Andrés García, que distribuyó el propio Marcelino. ¿Qué es controlador? Evidente. El proyecto, aunque parezca lo contrario, está en fase muy primaria y los hilos de las marionetas hay que equilibrarlos. Los futbolistas deben ser profesionales y esa, hasta la fecha, es la imagen que trasmiten. Neto, por ejemplo, se llevó de casa al restaurante su propio plato para controlar la cantidad de paella que comía. Esto me hace pensar que por miedo a la báscula ninguno comerá hamburguesas en horas intempestivas. Eso tampoco está permitido.

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