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Mundial

El milagro egipcio de Cúper

El extécnico del Valencia logra la clasificación para el Mundial, en medio de un agitado contexto político que afectó a la selección, con el parón del torneo local - Egipto no iba a una fase final desde Italia 90

El milagro egipcio de Cúper

Héctor Cúper ha obrado un milagro futbolístico en Egipto, con la clasificación del país africano para el Mundial de Rusia, 28 años después de la última participación de los «faraones» (Italia 90) en una fase final del torneo.

La transformación llevada a cabo por el entrenador argentino, que llevó al Valencia a dos finales de Liga de Campeones consecutivas en 2001 y 2001, se ha ejecutado en el peor de los contextos sociales para el fútbol egipcio, constantemente agitado con las insterrupciones del campeonato desde el estallido de la Primavera Árabe desde diciembre de 2011. En dos años y medio, Cúper ha recogido un equipo hecho trizas para devolverle el prestigio.

Entre 2006 y 2010, Egipto dominó el fútbol del continente ganando tres ediciones de la Copa de África, pero seguía sin lograr clasificarse para el Mundial. «La Primavera Árabe lo cambiaría todo», asegura a Levante-EMV el exfutbolista y actual analista de BeIn Sports Alberto Edjogo-Owono.

«Dos históricos personajes como el capitán Aboutrika y el seleccionador Hassan Shehata se desmarcaron del clamor popular y su carisma cayó en desgracia», prosigue. En los años siguientes el campeonato egipcio entró en una intermitencia de suspensiones temporales por episodios de violencia, algunos especialmente graves como la matanza de Port Said, donde el 1 de febrero de 2012 fallecieron 72 hinchas del Al-Alhy en su visita al campo del Al-Masry, club con el que mantienen una profunda enemistad política.

El parón del torneo durante un año era especialmente perjudicial para un fútbol como el egipcio, con un seguimiento popular de millones de hinchas: «En Marruecos o Argelia, por ejemplo, si se suspendiesen las ligas no ocasionaría un daño tan importante a la selección, porque se nutre de otros campeonatos, como el francés. En cambio, en Egipto, el 80 % de los jugadores proceden del club más popular, el Al-Alhy», señala Edjogo-Owono.

Las interrupciones por violencia en las gradas continuaron y llevaron a Egipto a no clasificarse para la Copa África. Además, se quedó fuera del Mundial de Brasil al caer goleado ante Ghana (6-1) en la eliminatoria final. En esa tesitura, tan delicada, aparece la figura salvadora de Héctor Cúper, en marzo de 2015.

La carrera del técnico argentino había decaído, con etapas breves en lugares dispares como la selección de Georgia, el Racing o el Orduspor turco. Experto armador de bloques competitivos con pocos recursos, como hizo en el Mallorca en su primera experiencia europea, Cúper recurrió a su vieja receta: «La fórmula fue construir un equipo muy fuerte en defensa, que apenas encaje goles, y después fiar la suerte al contragolpe con el centrocampista Elneny, que lanzaba balones para la velocidad de Salah». Un modelo de gratos recuerdos para los valencianistas, con aquellos contragolpes verticalísimos de Gaizka Mendieta al Piojo López.

Antes del histórico regreso al Mundial, Cúper ya había acariciado la gloria con la final de la última Copa África, en la que Camerún remontó la ventaja inicial egipcia. La derrota alimentó su leyenda fatalista en las finales. Pero Cúper siempre vuelve.

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