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Análisis

Nervión, el fracaso que condujo al éxito a Marcelino

El técnico del Valencia chocó en su relación con Palop, Kanouté y Escudé, pero Monchi reconoció que no fue capaz de crearle una plantilla competitiva

Una virtud como la experiencia es, en ocasiones, el nombre que se da al conjunto de equivocaciones, como dejó escrito Oscar Wilde. Para entender el nivel de competitividad alcanzado por Marcelino García Toral en el invicto Valencia, hay que retroceder a las enseñanzas que dejó en el técnico asturiano su paso errático en el Sevilla, rival mañana de los blanquinegros en Mestalla, al que dirigió en la primera mitad de la temporada 2011-12.

El club hispalense fue el proyecto de mayor envergadura que asumió Marcelino, antes de devolver el prestigio al Villarreal y fichar por el Valencia, su cima deportiva. Marcelino fue incorporado como una apuesta segura por el presidente José María Del Nido y Monchi, director deportivo, en un contexto favorable para el club de Nervión, inmerso en su década prodigiosa, pero también cargado de exigencia. El inicio no fue malo. Sin vistosidad, el Sevilla se mantuvo invicto durante las nueve primeras jornadas, con la media inglesa de ganar en casa y empatar fuera.

Sin embargo, no se acababa de fraguar la adaptación al 4-4-2 defendido a capa y espada por el técnico y la cohabitación con los veteranos de la plantilla, Palop, Kanouté y Escudé, con mucha influencia en el vestuario y que no llevaban bien la repentina suplencia y la severa convivencia con Marcelino.

Esa, probablemente, fuera una de las grandes lecciones que quedaron grabadas en el entrenador y que ha aplicado con rigor a la hora de agarrar el mando del Valencia: la regeneración radical del vestuario con el relevo a tiempo de los pesos pesados. Ese fue el motivo por el que, este pasado verano, Marcelino exigió la salida inmediata, aunque no fuera en condiciones ventajosas de mercado, de Diego Alves y Enzo Pérez. Un problema que se reprodujo en el Villarreal, cuando chocó con Bruno y Musacchio después de haberse enfrentado a Cani.

La situación en el Sevilla fue envenándose hasta encadenar una racha negativa de siete partidos sin ganar. La desesperación hizo mella en un técnico metódico y de ideas claras como Marcelino, hasta que el 5 de febrero de 2012, en la visita del Villarreal, acabó retocando el sacrosanto 4-4-2 con tres defensas y cuatro atacantes, para acabar perdiendo por 1-2. A once puntos de la tercera posición que marcaba el Valencia, la etapa de Marcelino había acabado.

Con la perspectiva del tiempo, el técnico recuerda el poso positivo de la experiencia acumulada para futuros proyectos, como el del Valencia. Además, el año pasado, Monchi expulsó al entrenador de su falta de adaptación en el club: «Me siento responsable del fracaso de Marcelino en el Sevilla. No fui capaz de hacer una plantilla acorde a los perfiles que él necesitaba», se sinceró el exdirector deportivo sevillista.

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