Para Salva Ruiz (Albal, 1995), el amistoso jugado ayer contra los juveniles del Alboraia equivale al primer partido que jugó como niño, o a aquel 28 de noviembre de 2012 en el que debutó con el Valencia, en un duelo de Copa del Rey contra el Llagostera. Una fecha señalada, para el recuerdo. Hacía casi dos años que no disputaba un partido, desde el 17 de diciembre de 2015, cuando se midió contra el Leganés, jugando como cedido en el Granada. Con 20 años, Salva ya había metido la cabeza en Primera, y volvía a la pretemporada con el Valencia dispuesto a comerse el mundo y aprovechar su oportunidad, pero la vida le daría un giro radical.

La infección y el sangrado abundante de una muela, justo antes de embarcar hacia Nueva York de vacaciones, fue la señal de alerta que desembocaría en el diagnóstico de la aplasia medular, grave enfermedad caracterizada por la desaparición de las células encargadas de la producción de la sangre en la médula ósea. Como consecuencia, aparece una disminución de los hematíes (glóbulos rojos), de los leucocitos (glóbulos blancos) y de las plaquetas en la sangre periférica. En las primeras semanas, el jugador de l’Horta Sud no podía siquiera tomar el sol o bañarse, al llevar incorporado un catéter. Durante un año entero estaría de convalecencia, sin entrenar, sin la rutina del olor matinal del césped recién cortado y regado. Durante este proceso, Salva se aisló en un chalet alquilado en San Antonio de Benagéber y retomó con ahínco los estudios de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. También se involucró de lleno en la lucha de un amigo y vecino de Albal, también futbolista, Salva Delhom, el joven enfermo de leucemia que buscaba donante compatible de médula ósea, que falleció el pasado mes de agosto.

La doctora Anabel, que ha supervisado todo su proceso, le dio la feliz noticia del alta médica antes del verano. En un bello gesto, el Valencia decidió prorrogarle por un año su contrato, que expiraba en junio, con ficha para el filial. Tocaba volver a empezar. En las primeras sesiones con el recuperador, Jordi Sorlí, Salva apenas podía aguantar la carrera continua. Jugador caracterizado siempre por su exuberante fortaleza física, Salva ha vuelto a su mejor nivel de resistencia y ha superado una rotura muscular en pretemporada que le mantuvo de baja un mes y medio. El lateral lleva semanas ansiando su regreso oficial, completamente preparado. Un re-debut que no se ha producido por la preceptiva cautela de los servicios médicos para dar el «ok» definitivo, después del trance superado por el joven futbolista.

El amistoso de ayer en Alboraia solo es el primer paso. El siguiente y definitivo para cerrar el círculo de su propio renacimiento vendrá este fin de semana, contra el Hércules. Lubo Penev no cuenta con Centelles por sanción, y Salva podría ser, dos años después, de nuevo de la partida.

Muy avanzada la renovación de la otra joya, Guillamón

Una vez cerrada la continuidad de Ferran Torres, el siguiente en seguir como blanquinegro será su compañero en la sub’17 subcampeona del mundo, Hugo Guillamón. Las conversaciones para la renovación del central, actualmente en el Juvenil A, están muy avanzadas y, de no mediar sorpresa, fraguarán en breve. La ampliación de contrato tendrá como primer efecto deportivo la promoción de Guillamón al Mestalla. Un refuerzo de lujo para el filial, que tiene al central Javi Jiménez como lesionado de larga duración.