El Valencia ha dado otro paso firme hacia la próxima edición de la Liga de Campeones. Con varios futbolistas reservados, de inicio, para el partido del miércoles de Copa ante el Alavés (Mestalla, 19 horas), el conjunto de Marcelino sufrió en los últimos minutos tras haber manejado el partido con solvencia hasta entonces. Con 0-2, un gol en el minuto 87 metió el miedo en el cuerpo y, en la última acción del choque, Adrián lanzó alto solo ante Neto. Pese a que los dos goles, de Guedes y Rodrigo, llegaron con la ayuda del portero y un defensa, el Valencia fue mucho más peligroso que su rival en el área contraria en 83 minutos. Con esta victoria, el Valencia, que es tercero, sigue la estela del Atlético de Madrid (está a 2 puntos) y abre una brecha con el Real Madrid, cuarto, de 8 puntos, tras la derrota del conjunto de Zidane ante el Villarreal (0-1). Ya suma 40 puntos, lo que significa su mejor arranque de la historia en la Liga. El Valencia ha ganado con una alineación sorprendente. Marcelino alineó a Coquelin en la posición del sancionado Kondogbia y a Maksimovic por la derecha, en el puesto del lesionado Andreas Pereira. Arriba, Santi Mina y Rodrigo. Y de lateral derecho, Vezo. Con Montoya, Zaza y Vieto en el banquillo, el mensaje de Marcelino es diáfano: quiere luchar por la Copa.

El Deportivo atacó el partido desde el principio, con valentía, sin ningún ánimo especulador. El planteamiento atrevido de los locales obligó al Valencia a centrar sus esfuerzos en tareas defensivas. Tardó un buen rato en terminar un contraataque con un peligro real de gol. Y eso sucedió pasado el minuto 25, cuando Guedes lanzó un balón envenenado desde la diagonal del área en dirección a la escuadra de Raúl, que respondió con una estirada felina. Todos los demás intentos a la contra habían muerto en las inmediaciones del área. Ni Santi Mina, ni Rodrigo de segundo delantero, habían conseguido intimidar al Deportivo, que se replegaba con la misma rapidez con la que armaba el siguiente ataque.

Ocho córners registraba la estadística del encuentro a la media hora, síntoma inequívoco del afán ofensivo de los dos equipos. Borges había estrellado el balón en el larguero, con un remate con el hombro, al remate de un córner, mientras que Adrián estaba exigiendo al límite a Vezo.

El Valencia creció en el partido con las apariciones de Guedes, cada vez más presente en el campo. Su segundo aviso fue un misil desde fuera del área que rozó el larguero. Cada vez que el verticalísimo futbolista portugués entraba en acción, era peligro seguro. El gol salió de su prodigiosa bota derecha. Esta vez el lanzamiento iba centrado, pero el balón se escurrió entre las manos de Raúl. Guedes subrayó su genialidad en la siguiente jugada. Controló el balón de espuela, en carrera, y después burló al defensa con un gesto de fútbol sala. Maravilloso.

El Deportivo salió con el mismo plan del inicio del choque en la reanudación: ataque sin tregua sobre el área de Neto. Por un momento, la defensa del Valencia parecía dormida. Guillherme remató muy cerca del palo, una acción que hizo que Marcelino saliese del banquillo para alertar a su equipo. Rápidamente reaccionó el Valencia, que de nuevo activó a Guedes. En el medio, Coquelin, apenas llegado esta semana, demostró mucho oficio. Y nunca se complicó la vida. A su lado, Parejo emergió en Riazor como el futbolista que es: un organizador magnífico, que marcó los tiempos y los espacios a sus compañeros. La reactivación del Valencia encontró premio. Tras el robo del balón, este cayó en los pies de Rodrigo. Controló con la derecha y se armó el remate con la zurda. La pelota entró en la portería tras tocar en la pierna de Mosquera, el futbolista que rechazó una oferta del Valencia la pasada temporada.

Con el partido más que encarrilado, Marcelino dio juego a Montoya, Vietto y a Zaza en el último tramo. Para entonces, parecía más cerca el tercer gol del Valencia que el primero del Dépor. A tres minutos del final, el Dépor metió el miedo en el cuerpo. Justo después de que Raúl evitase un gol de Zaza, Andone dio vida a los locales con un remate desde la línea de gol. El Dépor aún pudo empatar en la penúltima jugada, en el descuento, con Adrián solo ante Neto. Lanzó alto y dejó el resultado, que en el global del partido, mereció el Valencia.