Hace meses que Meriton inició una purga selectiva de empleados en el Valencia. Los despidos han afectado y lo siguen haciendo a todos los departamentos de la sociedad, incluida la dirección deportiva, reducida al mínimo como en los tiempos de Neville y Jesús Vicente García Pitarch. Debe ser que algún agente externo se encarga de asesorar al respecto del fichaje de jugadores. De otro modo no se entiende. A lo que iba. A pesar de la criba de trabajadores, la gran mayoría de los que quedan son personas capacitadas y con absoluto conocimiento de la materia que desempeñan. Hubiera bastado una simple consulta a alguno de ellos para que el club no protagonizara el más absoluto de los ridículos con el tema de las entradas para el partido de mañana contra el Barça. Dos rectificaciones a destiempo y miles de personas cabreadas en la previa del partido más importante que va a jugar el equipo desde hace años. Es el triste resultado de dejar en manos ignorantes asuntos de interés en general. Y les aseguro que no es tan difícil.
No es tan difícil entender que la SAD no va a salvar la temporada desde el punto de vista económico por muy altos que se pongan los precios para unas semifinales de Copa. No es tan difícil entender que el socio merecía algo más que verse obligado a sacar la entrada del partido de vuelta antes de conocer el resultado de la ida. Así, por narices. No es tan difícil entender que, con la medida hecha pública ayer, hay aficionados del Barça que van a poder ver el partido a la mitad del precio que valencianistas de corazón. Les basta con ser amigos de un abonado del Valencia.
No es tan difícil discernir que, con la fama que precede a Meriton, siempre es mejor ganar 15.000 personas que dos millones de euros. Pero no hay forma. Todo lo que tiene que ver con Singapur acaba envuelto en fango y llamas. Tendría muchas narices que también deba ocuparse del ticketing Mateu Alemany.
Solo falta que, en caso de clasificación para la final de Copa, alguno encima salga a ponerse la medalla por acabar metiendo en el estadio más de 40.000 personas. Deleguen. Dejen en manos de los que saben aquello que ignoran. Seguro que el procedimiento les suena. Es exactamente lo que han hecho con la parcela deportiva. El equipo va tercero en Liga y aspira a una final. No es casualidad.
