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El gran cazatalentos del Calcio

"Quiero a Zaza y Pazzini como si fueran mis nietos"

Simone Zaza y Giampaolo Pazzini, las dos referencias del Valencia y del Levante UD en el derbi de Mestalla, fueron descubiertas por Mino Favini, considerado el mejor ojeador de promesas de la historia del fútbol italiano. Recién jubilado, a sus 82 años el «Mago di Meda» explica a Levante-EMV los inicios de los dos delanteros cuando los captó para la cantera del Atalanta, la cuna de la excelencia del fútbol base del Calcio.

"Quiero a Zaza y Pazzini como si fueran mis nietos"

Mino Favini (Meda, Italia, 1936), está considerado como el mejor ojeador de talentos de la historia del fútbol italiano. Durante 45 años de carrera, 20 en el Como y otros 25 en el Atalanta, el «Mago di Meda» descubrió a niños, entre 10 y 14 años, que acabarían por escribir grandes páginas del Calcio. Con su tutela, convirtió al Atalanta en la gran cuna de la cantera de la Serie A. Entre los «nietos» se encuentran los dos delanteros que se enfrentarán cara a cara en el derbi de València: el blanquinegro Simone Zaza y el levantinista Giampolo Pazzini.

«Si tienes ocasión de verlos, dales un fuerte abrazo de mi parte. A Giampaolo y Simone los tuve desde que eran unos ragazzini. Los quiero como si fuesen mis nietos». Así contesta a Levante-EMV, al otro lado del hilo telefónico, el señor Favini. Con 82 años, estuvo trabajando en primera línea hasta 2015. Si bien considera que Pazzini y Zaza no son los mejores talentos que descubrió - «me quedo con Bonaventura, ahora en el Milán, Morfeo, quizás Montolivo...»-, el recuerdo que tiene de ambos es muy grato.

A Favini no le sorprendió que Pazzini marcase en su debut: «Pude ver el resumen del Levante-Madrid. Me enorgulleció que Giampaolo marcase en sus primeros minutos de juego, en un nuevo campeonato, contra un equipo tan grande. Lo tuvimos desde bien pequeñito en la escuela, lo vi crecer. Siempre fue un gran delantero».

Preguntado por las virtudes del veterano delantero (33 años), cedido a Orriols desde el Hellas Verona, Favini repara en su privilegiada cabeza. «Es un atacante nato, un hombre de verdad. Es un delantero que sabe jugar muy bien al fútbol. Probablemente no es un goleador propiamente dicho, aunque siempre haya marcado goles. Pero sus cualidades lo hacen especial, sobre todo en el plano colectivo. Sobre todo destaca por su poder aéreo. Se eleva con gran facilidad y es determinante no solo por el remate, sino también para crear, con esas maniobras, ocasiones para sus compañeros. Es un tipo que, como Zaza, sabe jugar muy bien de espaldas a la portería».

Si Pazzini llegó al Atalanta en benjamines, el descubrimiento de Zaza vino más tarde, en la adolescencia: «Me avisaron de que era chaval muy bueno. Tendría unos 12 años. Fuimos a verle con el equipo toscano en el que jugaba, el Valdera. Lo captamos inmediatamente, por supuesto». Ya entonces, Zaza era un niño sensible, con sus puntazos temperamentales, «pero con un fondo de bondad». «Tuvimos que hablar con los padres, antes de ficharlo. Era un chico un poco especial. Estaba un poco matterello - «loquito»-, pero con buen corazón. No le gustaba estudiar, pero se acabó adaptando y su desarrollo futbolístico fue excepcional. Muchos le ven como un delantero impetuoso, pero tiene un repertorio técnico considerable y se sacrifica siempre por el beneficio de su compañero. Es un gran campeón».

A pesar de su pasaporte italiano, Favini no parece un entusiasta de las esencias defensivistas del catenaccio. Cree que Zaza y Pazzini saldrán beneficiados de la filosofía atacante que impera en el juego español: «Vuestro fútbol se ha distinguido por el buen juego, sus equipos siempre han obtenido grandes resultados y ha sido un vivero de excelentes jóvenes. Es un lujo para los atacantes jugar en una Liga como la española, con esos equipos con defensas laterales capaces de driblar».

«El Calcio se ha empobrecido»

Favini opina que el fútbol italiano ha perdido parte de su lustre y sostiene que la no clasificación para el Mundial es la consecuencia última de una decadencia que tiene su origen en la desatención de la cantera: «No es casualidad que Italia no se haya clasificado para el Mundial. El fútbol italiano se ha empobrecido. Creo que es por la ausencia, cada vez mayor, de personas adaptadas para la instrucción de las jóvenes promesas. Hemos equivocado el camino. Tengo 82 años y hace tres que me jubilé, ya no estoy tan al día y soy un mero espectador. Pero creo que se ha descuidado la atención y el mimo que se ejercitaba en otras épocas. Los jóvenes jugadores deben ser ayudados en su crecimiento, con trabajo y con dedicación en los detalles».

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