La mejor noticia de la victoria del Valencia CF ante el Levante, además de los tres puntos que permiten al equipo de Marcelino recuperar la dinámica ganadora en Liga tras tres derrotas, fue que el entrenador pudo volver a contar con su centro del campo titular con Parejo, Kondogbia, Carlos Soler y Guedes.

Estos futbolistas, que no jugaban juntos en el once desde el pasado 26 de noviembre cuando se empató ante el Barça en Mestalla (1-1), son los que han sostenido al Valencia en la zona alta de la clasificación y explican el porqué el conjunto de Marcelino fue la sensación de la primera vuelta de la Liga. Un dato estadístico revela que el equipo ha ganado cinco de los seis partidos que ha jugado con Parejo, Kondogbia, Carlos Soler y Guedes de inicio, y ha empatado uno: el que disputó ante el Barça en Mestalla.

Desde esa fecha, Carlos Soler y Guedes han sido víctimas de las lesiones, mientras que Parejo y Kondogbia se han perdido partidos por sanción o algunas molestias físicas. Todo ello desembocó en una crisis de juego y resultados, que dejó un balance de seis partidos perdidos de los nueve que disputó el conjunto de Marcelino, además de la eliminación copera en semifinales ante el Barça. El Valencia, que venció al Levante (3-1) el pasado domingo, no ganaba desde que venció a domicilio al Deportivo en Riazor (1-2) el pasado 13 enero.

Sin embargo, y antes de todo ello, el mal presagio llegó en la victoria ante el Espanyol (0-2) el pasado 19 de noviembre, con la lesión de Jaison Murillo. El colombiano era el mejor central de un equipo que no encajaba goles, y tras ese encuentro se puso fin a la histórica racha de ocho partidos ganados en Liga. Ese día marcaron Kondogbia y Santi Mina, pero Carlos Soler y Guedes entraron desde el banquillo para cambiarle el rumbo al partido.

Aquel Valencia-Barça del 26 de noviembre en Mestalla, el del gol fantasma de Messi (1-1), marcó un antes y un después en la dinámica del conjunto valencianista. Guedes se lesionó, fue operado de una fisura en un dedo del pie, y luego cayó Carlos Soler en el encuentro ante el Celta. El equipo perdió el desequilibrio por sus bandas, y el innegociable 4-4-2 de Marcelino se quedó sin sus veloces alas con las que volaba. Ni Pereira, ni Nacho Gil, ni la pareja Lato-Gayà, ni el parche que fue Maksimovic (el serbio no lo hizo mal del todo), tuvo la profundidad esperada.

El Valencia pasó de ser segundo en la tabla, con nueve victorias y cuatro empates, hasta caer a la cuarta posición liguera y ver amenazada su plaza Champions con tan solo tres victorias y seis derrotas. También la faceta anotadora se vio dañada. El Valencia pegó un tremendo bajón hasta perder una media cercana a los 3 goles por partido.

El primer halo de esperanza llegó en el partido de vuelta de la semifinal de la Copa del Rey ante el Barça, en Mestalla, cuando Marcelino se jugó todo a una carta y dio entrada en el campo a Guedes y Soler en la segunda parte para tratar de apurar sus opciones de eliminar a los de Valverde dentro de un plan perfectamente estudiado. Es cierto que el Valencia cayó eliminado (0-2), pero las sensaciones de que se había recuperado la verticalidad fueron más que evidentes.

Contra el Levante, Marcelino pudo volver a alinear su centro del campo titular (Parejo, Kondogbia, Carlos Soler y Guedes) de inicio. Esta vez no hubo sorpresa con Coquelin, aunque bien es cierto que el francés se confirma como un refuerzo espectacular debido a su rendimiento, ni con Rodrigo entre líneas con un centro del campo en rombo, como sucedió ante el Barça. En la primera mitad y pese a la presencia de su media ideal, el Valencia tuvo muchos problemas para llegar al área de Oier debido a la buena presión de Lukic y Doukoure, pero cuando el partido se abrió un poco, Carlos Soler y Guedes explotaron sus virtudes como acostumbran y el torrente ofensivo valencianista fue total.