El Valencia vuelve a divertirse, a correr, a ser el equipo primaveral que deslumbraba en la primera vuelta del campeonato. El equipo de Marcelino García Toral ha derrotado en Mestalla al Betis por 2-0, con regreso goleador de Rodrigo y Zaza, en un encuentro que ha supuesto el reencuentro con las virtudes desdibujadas en el duro invierno. Agresividad, presión y la liberación de los futbolistas decisivos en ataque. Protegidos por la portentosa exhibición de recursos de Kondogbia, volvió el Guedes más vertical y primero Rodrigo y más tarde Zaza desbloquearon su relación con el gol. El triunfo es de vital importancia en las expectativas para entrar en Liga de Campeones, porque mantiene la ventaja de ocho puntos sobre el quinto clasificado, el Sevilla, antes de visitar Nervión el próximo sábado. Además, dejó por primera vez la portería a cero desde el 19 de noviembre.

El único lunar de una velada plácida fue la lesión de Santi Mina. El gallego, futbolista más en forma del equipo blanquinegro en las últimas semanas, se retiró en la primera parte tras sentir un pinchazo en la parte posterior del muslo izquierdo.

Kondogbia se adueñó de la escena, contra el propósito de mayor posesión con el que entró el Betis en el partido. A partir del minuto 20 el Valencia empezó a decantar su dominio, empezó a correr, con Guedes como comandante. El portugués buscó su jugada predilecta, recortando desde el extremo hacia adentro para preparar el disparo a pierna cambiada desde el vértice del área. Pero no solo corrió, también impulsó contras venenosas como en el minuto 22, cuando lanzó un pase largo a la carrera de Rodrigo. Entre eléctricos recortes, el hispano-brasileño encontró el hueco para mandar un derechazo a la escuadra.

Era la señal que el Valencia necesitaba para desatarse, con el atrevido Betis tocando el balón con las líneas avanzadas. Los 36.000 espectadores de Mestalla agradecían, además, el furor que empleaba el Valencia en las disputas de balones divididos. Un pundonor en el que se emplearon jugadores también de perfil técnico, como Carlos Soler.

Zaza, sustituto de Mina, rompió su sequía de casi tres meses con el segundo tanto. Una jugada en la que Kondogbia llevó pico, pala y frac al mismo tiempo. Luchó poderosamente para ganar un rechace y después regalar un pase picado para que Zaza, previo control, batiera a Adán. Mestalla coreaba el nombre del delantero italiano, que había perdido la sonrisa y que había empezado la celebración con un equivocado gesto con las manos, como diciendo "ahora hablad".

El Betis no dejó que el partido se anestesiara. Lo siguió intentando y debió recortar diferencias con un gol mal anulado en un error defensivo local, entre malos despejes y una salida tímida y a destiempo de Neto. Por contra, los valencianistas reclamaron hasta cuatro caídas dentro del área rival que Hernández Hernández no concedía. No obstante, las mejores oportunidades eran del Valencia, como la de Coquelin, sustituto de un Carlos Soler que, al igual que Rodrigo, fue ovacionado por la grada en su retirada.