La autocrítica de Rodrigo Moreno al acabar el partido, al señalar la falta de atrevimiento de su equipo en la segunda parte, es la mejor noticia para el Valencia. Habla de su potencial y ambición para la próxima temporada. Los números del VCF, en efecto, son intachables (siete victorias y un empate en los últimos 8 partidos), pero el juego es muy mejorable en los últimos encuentros. Sobre todo en la segunda parte de ayer en Mestalla, cuando el VCF se echó atrás y propició muchas llegadas del Espanyol, obligando a intervenir a Neto (7 paradas) y a una actuación destacada de los centrales (Garay y Gabriel Paulista). El Valencia jugó un buen último tramo de la primera parte, lanzado por la clase de Kondogbia y la velocidad de Guedes, otra vez desbocado como en la primera vuelta. Pero reculó en la segunda. Tal vez por la presión de mantener esa tercera posición que le estaba arrebatando al Real Madrid. La Champions está al caer y el sábado espera el Barça en el Camp Nou con los deberes muy bien hechos.

La temporada es colosal y nadie podía imaginarla al principio de curso. Ni los dirigentes ni siquiera el entrenador. Pero está bien que los propios futbolistas no se conformen con los resultados. Quieren algo más. El distintivo del Valencia toda la campaña ha sido su dominio de las áreas y ayer no fue una excepción. Amagó el Espanyol en varias claras ocasiones, una de ellas un gol anulado a Gerard Moreno por milimétrico fuera de juego, pero golpeó el VCF.

La carrera supersónica y la frenada de Guedes se echaban de menos en Mestalla. Las puso en práctica ante el Espanyol. La víctima fue el lateral Marc Navarro. Primero arrancó por el extremo izquierdo desde su campo, frenó y centró con la derecha, con el efecto hacia adentro. Al segundo palo apareció Rodrigo, su 15º tanto de la campaña, el quinto con la testa, a cuatro del máximo goleador español (Iago Aspas). Era la octava asistencia de Guedes, pero su acción más sublime vino después: un control con el exterior convertido en autopase cruzado sobre Marc Navarro. El tiro se marchó alto.

Kondogbia, un gigante

Melendo, desde la media punta, resultó indetectable en la primera media hora, pero el VCF reaccionó a partir de que Kondogbia y Parejo fueron ocupando los espacios. El partido se desató con llegadas constantes de ambos equipos, sin preámbulos en la medular, desatados por ambos lados. Montoya perdió varios pases fáciles y, en uno de ellos, propició una contra frenada por Soler con una supuesta falta a Piatti que le costó al valenciano la tarjeta amarilla. De esa falta, Marc Navarro disparó cruzado y volvió a exigir la estirada de Neto.

Respondió el VCF con un Kondogbia pletórico, capaz de recuperar y de construir, preparado para lo rudo y para lo fino. Un centro majestuoso de Carlos Soler desde la derecha, con la rosca justa, se le escapó a Rodrigo en el remate de cabeza.

El encuentro siguió sin dueño y Gayà, en otra acción defensiva, se exprimió para impedir el disparo de Baptistao. El lateral de Pedreguer ha perdido la frescura en ataque a cambio de convertirse en un defensor mucho más férreo. El ritmo cedió, el Valencia separó sus líneas y Marcelino optó por Santi Mina y Andreas Pereira. No surtieron efecto. El VCF, al contrario que en la primera vuelta, se ha hecho una roca en su área. Ahora le convendría volver a controlar el centro del campo. La autocrítica es el remedio más saludable para seguir creciendo.