La efectividad en las áreas de los últimos partidos se perdió en el escenario más exigente. El Camp Nou vio a un Valencia CF blando en su propia portería (Gabriel Paulista regaló el segundo gol de cabeza a Umtiti) y desafinado en la contraria (Rodrigo desaprovechó tres disparos francos ante Ter Stegen). Es más: tras el penalti transformado por Parejo que se tragó Ter Stegen, en un «homenaje» al error de Arconada en la Eurocopa de Francia 1984, tampoco se inyectó el deseo de victoria en los ojos de los hombres de Marcelino, parsimoniosos en esos instantes finales. Faltó convicción y el VCF permitió al Barça escapar de la depresión tras la monumental caída de Roma. Fallaron en los goles en contra los centrales y la titularidad de Vezo en el lateral derecho no sirvió ni para tapar a Jordi Alba e Iniesta, ni mucho menos para atacar.

El Valencia remató más que el Barça en la primera parte (10 contra 4), lanzado por un Guedes hiperactivo, pero sin el acierto en el disparo de Rodrigo, que venía de marcar seis goles en los últimos cinco partidos.

A la equivocación en el despeje de Ter Stegen acudió Carlos Soler para servir a Rodrigo al punto de penalti. El tiro del hispano-brasileño con la derecha fue rechazado por el meta alemán al larguero. Un Jordi Alba incansable, en defensa y en ataque, frustró varias de las contras blanquinegras.

La genialidad de Coutinho puso por delante al Barça. El centrocampista brasileño metió el pase con el exterior desde la frontal al desmarque de ruptura de Luis Suárez a la espalda de los centrales valencianistas. El remate de primeras del uruguayo no encontró oposición en Neto.

El carácter de Zaza

El VCF perdió energía tras el descanso. Reculó, pero volvió a disponer de otro mano a mano de Rodrigo con Ter Stegen tras un resbalón de Umtiti. Santi Mina entregó el balón con ventaja a Rodrigo y el tiro cruzado de este salvó al meta alemán, pero no a Piqué, justo al cruce para evitar el 1-1.

La jugada siguiente resumió lo mejor y lo peor del repertorio de Paulista como central. Evitó tirándose al suelo el remate de Luis Suárez y, de ese córner, olvidó la marca a Umtiti, que cabeceó solo al primer palo.

El Valencia desconectó tras ese gol y Messi estuvo a punto de sentenciar. Solo los cambios podían reactivar al conjunto de Marcelino. Entraron Andreas Pereira y Vietto antes de dar paso a Zaza (m. 80). La reacción llegó por la insistencia de Gayà de pisar el área contraria y por la torpeza de Dembelé, que lo arrolló y explicó porqué Valverde no se fía de él. El penalti marcado con suspense por Parejo solo tuvo una acción más de ataque: el centro con demasiado efecto hacia adentro de Andreas y el cabezazo pifiado de Zaza, que debió haber entrado antes. Aunque solo fuera por contagiar el carácter a un equipo, ayer, nublado en las dos áreas.