La celebración por el regreso a la Liga de Campeones tendrá que esperar, después de que el Valencia haya sido incapaz de derrotar al Eibar en un Mestalla que, con Peter Lim entre los espectadores, lucía sus mejores galas y ánimo festivo. El equipo de Marcelino García Toral superó su propia impaciencia y coleccionó las mejores ocasiones, pero el cumplimiento del gran objetivo del curso deberá esperar al menos a mañana, si el Betis, quinto clasficado, no logra vencer frente al descendido Málaga. La única fiesta en Mestalla estuvo en los videomarcadores, en los que el club felicitó constantemente a Lim después del éxito empresarial que una de sus corporaciones, Medical Thomson Group.

Mediada la primera mitad, Rodrigo se dirigió a la grada criticando con gestos los impacientes silbidos que empezaban a escucharse, con 0-0 en el marcador. "¿Silbáis? Lo que hay que hacer es aplaudir", parecía adivinarse en la expresión del hispano-brasileño a los 40.328 espectadores. No era un partido idílico, pero era mucho lo que había en juego. El pasaporte a la Liga de Campeones, el final de una pesadilla. El Valencia parecía pecar de ansia y expectativas. Dominaba la escena con la omnipresencia de Kondogbia en el corte, pero se aturrullaba en la definición. Hasta las rachas de viento a favor de la primera parte se convertían en un problema en contra a la hora de medir los cambios de orientación a las carreras de Guedes.

Salvo en una escapada en el minuto 11 de Rodrigo, que danzaba entre líneas ofreciendo constantemente ideas, el Valencia no creaba excesivo peligro. El Eibar, sin jugarse nada, se encontraba cómodo en ese fuego amigo que le proponía su rival. En el minuto 25, Parejo finalizaba una buena acción colectiva con un disparo demasiado centrado a los guantes de Yoel. El Eibar solo amagaba con alguna triangulación de su aseada tripleta de mediapuntas (Inui, Pedro León y el ex Orellana), hasta que en el minuto 37 Pedro León, al que se le da bien Mestalla, lanzó un golpe franco directo a la escuadra que obligó a Neto a lucirse en la estirada. Kondogbia se lanzó al suelo jugándose el tipo para evitar el rechace. La primera parte acababa con un voleón de Carlos Soler que impactaba en el rostro de Lombán, que quedaba aturdido en el suelo.

Hubo marcelinha, arenga del entrenador, en el descanso. El Valencia salió más impetuoso en la segunda parte y aumentó la frecuencia de llegadas y disparos. En diez minutos de la reanudación había ofrecido más argumentos que en el resto del partido. Un remate de cabeza de Santi Mina a centro de Soler en el 48, en el 50 un rechace enganchado por Rodrigo después de una buena jugada de Soler, al que le sobró un recorte. En el 52 y 53 Guedes disparaba con peligro, con la derecha y con la zurda. El partido tenía por fin ritmo y Mestalla acompañaba redoblando la animación, presionando al máximo de decibelios a Jaime Latre tras una fuerte entrada sobre Kondogbia y un posible penalti sobre Soler.

La entrada de Simone Zaza fue jaleada festivamente. Es un delantero con múltiples matices, pero su energía suma siempre. En el 65 Yoel repelía con los guantes un disparo cruzado de Rodrigo, luego de otro avance poderoso de Kondogbia. En el 69 se le anulaba a Zaza un gol por un fuera de juego inexistente. El delantero italiano estaba en línea con los centrales. Rodrigo aumentaba el asedio con un disparo seco pegado al poste.

Mendilibar, ajedrecista experto, adelantó al presión en el último cuarto de hora con la intención de cortocircuitar el dominio blanquinegro. Por unos momentos lo consiguió y al Valencia le costaba avanzar yardas. Marcelino entendió que era necesaria la irrupción de Ferran Torres. Faltaban ocho minutos, pero el Valencia no derribó el muro.