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En la derecha tampoco hay debate

En la derecha tampoco hay debate

Aunque la deseada clasificación para la próxima edición de la Champions League sigue haciéndose esperar, la temporada del Valencia encierra un sinfín de lecturas positivas. Una de ellas está directamente relacionada con el crecimiento innegable de Carlos Soler. Ensombrecido por los goles de Rodrigo, la ruidosa verticalidad (muchas veces sin final feliz) de Guedes o el imponente despliegue de Kondogbia, el trabajo del chino pegado a banda -lejos de su hábitat natural- merece mención aparte. El primer año completo del canterano en la élite no era sencillo. Y Carlos ha pasado la prueba con nota.

Su entrenador también lo ha visto. Sin llegar al «nivel ofrenda floral» con el que siempre se refiere a Parejo, Marcelino sí reconoció en la previa del partido contra el Eibar los valores que Soler aporta el grupo: «Nos da trabajo, creatividad, llegada y equilibrio», aseveró el técnico asturiano. Es curioso. Si el Valencia tuviera que contratar este verano un jugador para la posición de mediocentro organizador, García Toral exigiría con absoluta seguridad que el futbolista en cuestión reuniera todas esas virtudes. Pero no se atreve a poner a Carlos Soler como acompañante de Kondogbia. O no se atreve a sentar a Parejo. Que para el caso es lo mismo.

Analícenlo con detenimiento: trabajo, creatividad, llegada y equilibrio. ¿Qué más se le puede pedir a un pivote ofensivo? Pienso, por ejemplo, en Baraja. Uno de los centrocampistas más completos en la historia reciente del club. Y el Pipo tenía trabajo, era creativo, llegaba desde segunda línea como pocos y aportaba equilibrio al grupo. O Fernando Gómez. Que, aunque no se viera, trabajaba en la recuperación, era de los dieces más creativos de Primera y llegaba más que nadie (144 goles en partido oficial). No les recuerdo en banda. Jamás. Y no creo que hubieran rendido al notable nivel alcanzado por Carlos ante el marrón evidente que supone jugar fuera de posición en la primera temporada completa con el Valencia.

Es más sencillo apretarle al novato (Soler ha sido sustituido 17 veces esta temporada en partido oficial) que afearle a Parejo absurdas autoexpulsiones o amarillas evitables. Eso lo sabemos todos. Pero, con actuaciones como la de Balaídos -en su sitio- o ante el Eibar, ganándole la partida a Cote desde el primer control orientado, Carlos Soler evidencia que, como ocurre con la posición de mediocentro, en la derecha tampoco hay debate. Es él quien merece empezar como titular la próxima temporada.

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