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La Pizarra

No se celebró con victoria

El Valencia, con el objetivo de la Champions logrado, pagó con derrota su falta de intensidad

No se celebró con victoria

El Valencia perdió ayer ante el Villarreal (1-0) en un partido falto de intensidad y de profundidad por parte de los de Marcelino, que se resolvió con un gol de Mario Gaspar en la recta final del choque. El hecho de estar ya clasificado para la Champions, objetivo que hay que aplaudir, hizo que el encuentro no tuviera el nervio de un choque de rivalidad. Y faltó ese triunfo para celebrarlo.

Atenazados por el rigor táctico

En la primera mitad, el rigor táctico de los dos equipos hizo que ambos conjuntos estuvieran muy atenazados. Como si de una partida de ajedrez se tratara, hablaríamos de tablas. Las defensas cerraron bien, y a los delanteros les faltó pegada. Quizás la endeblez de Vezo podía ser aprovechada por el Villarreal, mientras que en el Valencia, con Guedes y Kondogbia maniatados, el peligro lo llevaron Parejo y Rodrigo. Aún así, debieron aparecer y aportar algo más. Calidad tienen.

Amplitud sin profundidad

En la segunda parte, al Valencia le costaba enlazar su fútbol. Y le faltaba mordiente. Un gol podía haber animado el partido. Pero había mucha amplitud y poca verticalidad.

Castigo a la falta de intensidad

l partido fue decayendo en intensidad conforme avanzó la segunda mitad. Ni siquiera los cambios, con Ferran Torres y Pereira buscando profundidad por las bandas, sirvieron para cambiarle la cara al encuentro. En una de las últimas jugadas del encuentro, Mario Gaspar acertó a marcar de cabeza.

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