El Valencia se ha reencontrado con la victoria en Girona con un encuentro que, sin la presión por los puntos, ha sido una ocasión perfecta para las reivindicaciones (0-1). La de Carlos Soler situado como director de orquesta, mandando, cortando balones, lanzando cambios de orientación, asistencias de cuchara e incorporándose desde segunda línea. También la valía de Ferran Torres como alternativa sólida a la titularidad, con un desparpajo y una verticalidad difícilmente gobernables para el rival. La brega de Maksimovic que fue venciendo a la timidez hasta mostrar un genio balcánico que tenía escondido. Y, por último, fue el partido de Luciano Vietto. Nadie como Marcelino García Toral ha demostrado tener tanta paciencia y convicción en las posibilidades del delantero argentino, que ayer, con toda la crítica, las predicciones y las expectativas soplando en su contra, recuperó un balón y se inventó un disparo por toda la escuadra que suena a mensaje, a última bengala para ser rescatado en el próximo proyecto de Champions.

Qué feliz coincidencia en el “once” la de Carlos Soler y Ferran Torres. Los dos canteranos, teóricos competidores por un sitio en la banda, se compenetran a la perfección cuando cohabitan en la alineación. Con Carlos de 8 y Torres como extremo clásico, el Valencia enseñaba atrevimiento y aplomo en Montilivi. El partido era el que dictaba Soler. Ferran regalaba recortes ante Mojica y en el minuto 22 dibujaba un gran control orientado, de espaldas, seguido de una arrancada espléndida hacia la portería, solo frenada en falta, y dentro del área, por Bernardo. Un penalti no apreciado por Iglesias Villanueva.

El Girona buscaba acciones por banda con sus laterales avanzados y en ataque Stuani y Lozano chocaban con aspereza con los centrales valencianistas en los balones divididos por alto. Toni Lato, en un nivel defensivo soberbio, ayudaba a mantener la tranquilidad en la retaguardia. En el minuto 31 Guedes se desesperaba al sufrir agarrones en sus carreras. Los lamentos del extremo portugués parecían ir más allá de lo que acontecía en Montilivi y se extendían a toda la segunda vuelta en la que no había conseguido marcar, tras aquel tanto en Riazor frente al Deportivo. Después de ser placado por Maffeo, que vio la amarilla, Guedes se sacudió la ansiedad acumulada con una carrera despejada y un disparado, con todas sus fuerzas, desde la frontal. Un grito rabioso pero demasiado centrado para Bono. Ante la falta de concreción de Zaza, el luso era el único que finalizaba jugadas.

En los últimos diez minutos, quizá influenciado por la amarilla vista por Soler y el poco peso competitivo de Maksimovic, el Girona se adueñó del medio campo y acechó a Jaume, hoy de vuelta en la titularidad. El guardameta reaccionó a una volea picada de Borja García, tras una pifia previa de Stuani, después del centro en el que el Choco Lozano volvía a superar a un Murillo limitado físicamente.

Maksimovic, que había sido abroncado por Marcelino camino de los vestuarios, ganaba confianza en la reanudación con un corte providencial en un avance peligroso de Lozano. El encuentro vivió el pequeño susto de la conmoción sufrida por Mojica, que chocó con Montoya y quedaba unos minutos aturdido. Guedes y Soler lo intentaban desde media distancia pero el partido iba a ser el de las reivindicaciones. Como la de Luciano Vietto. El delantero argentino, acusado en ocasiones de no jugar sin sangre, marcaba el primer gol en una jugada que se cocinó él mismo, luchando por una recuperación en la medular y, luego de una cabalgada en solitario, armaba un maravilloso golpeo por toda la escuadra. Necesitaba Lucho ese gol, su sonrisa radiante así lo delataba, al igual que el abrazo unánime de sus compañeros.

El 0-1 acentuó el decidido carácter vertical del Girona, equipo con una contundencia radiante en las dos áreas. En el 66 Jaume mostraba sus virtudes felinas al repeler un remate de cabeza a bocajarro, en un saque de esquina. Y el Valencia perdonaba la sentencia dos minutos después en una ocasión inmejorable de Soler, asistido en un buen gesto técnico por Zaza. En los últimos minutos el Girona fue más persistente en sus intentos, con un remate al palo y un intento desde el centro del campo del valenciano Timor desde el centro del campo que, por poco, no sorprende a Jaume. De Carcaixent a Almenara iba ese balón. El Valencia aseguró un triunfo en su primera visita en Liga a un Montilivi festivo que le vale para alcanzar los 70 puntos.