Hasta el momento Carlos Soler y Ferran Torres habían cohabitado como competidores por una misma demarcación, el extremo diestro, pero fue una delicia descubrir en Montilivi que se está ante una sociedad futbolística con un futuro asombroso. A Javier Subirats, invitado en el palco, seguro que le vinieron a la cabeza los recuerdos de aquella vieja conexión ochentera que tenía con Quique Sánchez Flores. De regreso a su posición original, en la cabina de mandos, Carlos Soler ganó en influencia, como sucediera en Balaídos. Cortó balones, lanzó cambios de orientación medidos, alguna asistencia de cuchara y recuperó su facilidad para llegar en segunda línea. Se movió por la medular exhibiendo mando, gustándose como jerarca.

Todo en perfecta sincronización con un Ferran Torres cuyo juego ya debe ser analizado desde la exigencia de una realidad de presente y no desde la expectativa generosa de una promesa de futuro. En ocasiones el fútbol rompe esquemas y prudencias, como las de mirar excesivamente al DNI. Con 18 años, Ferran acompaña su calidad técnica con descaro y hambre. Su capacidad física ya es óptima para la categoría y el círculo de su aclimatación a la élite no es que se haya completado, es que lo ha cerrado de un portazo el propio jugador de Foios. En su primera titularidad, en San Mamés, regaló una asistencia con la que engañó a toda la zaga rival. Ayer, en Girona, se descubrió con un control orientado con giro, todo agitado con un esprint exuberante, en un galope desenfrenado detenido de forma abrupta por Bernardo en un penalti no visto por Iglesias Villanueva.

Conviene destacar la juventud con la que ayer formó el Valencia en su centro del campo, con una media de edad de 20,75 años, como se recordaba desde el propio club tras el encuentro. Soler tiene, como Guedes, 21 años. Ferran acaba de cumplir la mayoría de edad y Maksimovic era el veterano con solo 23 años. El mediocentro serbio también merece una reflexión. Empezó el partido demasiado inseguro, y así se lo recriminó Marcelino en el descanso. En la segunda parte se vio a un futbolista orgulloso, menos cohibido, de quien el Valencia pudo sacar provecho de su generosidad física y su trabajo defensivo. Ayer empezó a destaparse quién fue el líder de la nueva hornada serbia, una tradición futbolística que pocas veces defrauda. Otros futbolistas de la casa, con denominación de origen como Toni Lato y Jaume cumplieron a la perfección con su cometido defensivo y ayudaron a dejar la puerta a cero. Si alguna certeza guarda este Valencia, rodeado de interrogantes financieros y societarios, es la del futuro de su plantilla. El club de Mestalla debe ingresar antes del 30 de junio un mínimo de 45 millones de euros para equilibrar las cuentas para poder acudir al mercado de fichajes con el "juego limpio financiero" en regla.