Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Andreas de Manchester

Andreas de Manchester

Un ocaso tan placentero de temporada -España entera parece haber metido a la Liga en el balneario- permite practicar un género vibrante: hacer leña del árbol caído. Lo estamos haciendo con gran presteza sobre el caso de Andreas Hugo Hoelgebaum Pereira. A Marcelino se le descifra con la temperatura a la que pone el horno cuando habla. Estos días lo tenía ardiente, señal de que ha alcanzado un estado de control relajado sobre el entorno. En mitad de ese karma la emprendió contra Andreas, aunque el mensaje lleva implícito un calado mucho mayor que sobrepasa a Pereira.

Entre las lisonjas al belga mi favorita es la que lo sitúa más como exjugador del Granada que como ex del Manchester United. Un «no te flipes, Andreas» en toda regla. Pero también un recordatorio a la precariedad del fondo de armario.

Leo alguna incomprensión sobre por qué Marcelino entonces insistía tanto en proponer a Andreas en sus alineaciones en detrimento, por ejemplo, de las irrupciones de Ferran Torres. Pero es precisamente esa confianza rota la que subleva al entrenador. Creyó y fue traicionado.

Al jugador no hay que darle más vueltas. Es el clásico talento aspiracional tomando su paso por los equipos como un atajo burocrático para lograr ser la estrella del United. El pequeño detalle es que sin la brega y el compromiso en el camino jamás se llega a un destino razonable. Andreas ha estado huyendo toda la temporada hasta su derrota final, viviendo en la realidad paralela que le proyectaba como estrella en Manchester. Ay.

Pero lo que importa: Marcelino incide en la importancia de crear una imaginario que rechace a los desahogados. Viene el Valencia de un ciclo en el que abundaron los tipos de paso tomando al club como un mal menor. Frente a esa escenario va redondeándose otro en el que el club es buen regenerador de talentos desaprovechados y mejor trampolín para promesas decididas, pero donde ni unos ni otros pueden pasar sin comprometerse y formar parte. El resto, huid, huid bien lejos.

Compartir el artículo

stats