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El papel del propietario

Peter Lim, a las órdenes del Valencia CF

El máximo accionista sigue proponiendo posibles fichajes, pero ahora no pasan el filtro técnico. En cambio, el empresario singapurés baja a la arena para abordar negociaciones clave, como la de Guedes

Longoria, Alemany y Murthy, ayer en la concentración del Valencia. f. calabuig/SD

El éxito futbolístico del actual Valencia CF parte de la reordenación interna del club que impulsó Mateu Alemany a su llegada al club de Mestalla. El Valencia CF ha logrado algo extraordinario, partir de la normalidad, volver a parecerse a un club. Una ecuación compleja partiendo de la base de que la propiedad de la entidad, con Peter Lim al frente, reside en Singapur. No obstante, se ha alcanzado un equilibrio en una inevitable renuncia de egos que se sostiene, en buena medida, por un modelo más sensato y sostenible que ha permitido, además, que la pelota entre.

Lim ha aceptado un rol que, desde fuera, se puede ver como aparentemente secundario. El máximo accionista no ha cambiado mucho su forma de ser. Le encanta ver fútbol, mantenerse informado de todo lo que acontece en el Valencia (recibe una revista de prensa detallada cada día) y le continúa encantando estar en contacto con gente del fútbol: agentes, exjugadores célebres, dirigentes influyentes, asesores. Lim ve partidos, pregunta por jugadores que le llaman la atención y se deja se aconsejar por amigos: «Peter, no dejes pasar a este jugador». El máximo accionista, en los últimos meses, no ha dejado de proponer nombres de posibles futbolistas a fichar. Igual que sucediera en el pasado con los Enzo Pérez, Aymen Abdennour o Aderlán Santos. La diferencia es que, en esta ocasión, el club ejerce un dique de contención, un necesario filtro técnico en la figura del director general Mateu Alemany y del jefe del área técnica, Pablo Longoria. Cada nombre sugerido por Lim, previo análisis por parte del club, ha sido rechazado de plano. Un «no es no» que Lim acepta con cordialidad porque la nueva organización del club se ha ganado el respeto a base de resultados.

Lim no oculta la admiración que siente por la manera de gestionar el club de Mateu Alemany, que ha complementado sus funciones ejecutivas de manera armoniosa con la labor institucional en la que el presidente Anil Murthy se siente cada vez más cómodo.

Gran sintonía Alemany-Meriton

La unión entre Alemany y Meriton, según los mismos protagonistas, trasciende a la duración de contratos y se entiende como un compromiso compartido por el proyecto. La fiabilidad que traslada Pablo Longoria como ojeador es del agrado de todos los estamentos: propiedad, directiva y hasta Marcelino y jugadores. Como ejemplo una anécdota: el asombro del cuerpo técnico y alguno de los futbolistas cuando, en los minutos previos del partido contra el Lausanne, equipo de la segunda división suiza repleto de nombres de jugadores desconocidos que bordeaban la veintena de años, Longoria desgranaba las características y la procedencia de la mayoría de jugadores.

No obstante, Lim no se ha quedado en un segundo plano, ni apartado de funciones o de protagonismo. Desde el club se sabe emplear su influencia y fama financiera para lo realmente trascendente: bajar a la arena en las negociaciones más costosas y delicadas. De algún modo, Lim se pone al servicio del club, recibe la orden y actúa. Es lo que sucedió con la cumbre en París en la operación Guedes. La presencia de Lim permitió tener audiencia privada con Nasser Al-Khelaïfi, el dueño del club parisino. Ya aterrizados en la capital francesa, Alemany y Murthy se marcharon a almorzar a una céntrica brasseria y Lim abordó, a pecho descubierto, la operación por Guedes.

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