Uros Racic (Kraljevo; 20 años), fue fichado por el Valencia CF como una apuesta de futuro. El director deportivo del club, Pablo Longoria, lo había estado siguiendo durante la pasada temporada en el Estrella Roja de Belgrado (22 partidos de Liga; 3 goles) y consideraba al pivote internacional Sub-21 por Serbia como uno de los futbolistas europeos con un futuro más prometedor.

Su envergadura, mide 1, 93 metros, y el hecho de ser ambidiestro, eran en gran parte sus mejores avales para hacerse un hueco a medio-largo plazo en el club de Mestalla. Su fútbol recordaba un poco a Slavisa Jokanovic, aquel mediocentro que brilló en el Oviedo, Deportivo o Tenerife en los años noventa, y que tan buen sabor de boca dejó a los aficionados españoles.

Pero Uros Racic no quiere esperar. Lo del medio-largo plazo no acabó de convencerle. El serbio es un futbolista de mucha personalidad y en esta pretemporada ha demostrado que llega a la primera plantilla con la intención de quedarse. Para eso se esfuerza a diario en cada sesión de trabajo en la que evidencia un tremendo potencial físico.

Cuando se confirmó su fichaje por el Valencia CF, firmó hasta 2022 con una cláusula de rescisión de 100 millones de euros, Uros Racic se puso a trabajar como un mulo en la Ciudad Deportiva de Paterna. Como si no hubiera un mañana. Y los resultados ya se están viendo en esta pretemporada. Racic ha sido una de las sorpresas positivas del equipo del conjunto valencianista. Cuando ha sido titular, ha demostrado potencial futbolístico suficiente como para ser un jugador al que hay que tener en cuenta porque tiene presencia, toque y corte de balón.

Es Marcelino quien ahora tiene la palabra sobre Racic. Longoria ya hecho su labor de traerlo al Valencia CF y que el mirlo no volara rumbo a otros clubes que también estaban interesados en su contratación. El entrenador debe decidir si el futbolista serbio es cedido a otro equipo para disfrutar de minutos y experiencia en la Liga española si, por el contrario, pasara a ser uno más de la primera plantilla. Y, en este sentido, a Marcelino le ha gustado lo que ha visto. «Me ha causado una gratísima impresión», dijo. La intención del técnico asturiano es la de contar con Racic hasta el mes de diciembre en el primer equipo, sobre todo en función también de la reaparición de Francis Coquelin.

Coquelin, en plena fase de recuperación su lesión (se rompió el tendón de Aquiles en marzo), va poco a poco. Con el futbolista galo no se quieren correr riesgos. Su dolencia es peligrosa. De momento todavía no ha comenzado a correr y todavía tendrá que recuperar su masa muscular perdida. Por este motivo, y a sabiendas de que hay que ir con paciencia y no arriesgar, no se forzará la reaparición del jugador bajo ningún concepto.

Es aquí donde entra en juego Uros Racic. Marcelino ve que el serbio no está tan verde como cuando llegó Nemanja Maksimovic que ha tenido que marcharse con destino Getafe, y lo ve encajando en un doble pivote. Racic se ha adaptado perfectamente, es un tipo con carácter, y no se nota para nada que es uno de los becarios del vestuario.

Dentro del campo pide la pelota, no se esconde, y se siente uno más del once. Es cierto que le falta pulir ciertos aspectos tácticos, con los que Marcelino trabaja a diario en la pretemporada, pero de momento el serbio es una opción para estar en la plantilla en función de Coquelin.

Recibe clases de castellano

Uno de los principales problemas de Racic es el idioma. Pero hasta eso tiene solución. El futbolista serbio, cada día que acaba los entrenamientos en Paterna, asiste a clases de castellano junto a su compañero Diakhaby. Su esfuerzo es notable porque, al no hablar tampoco inglés con fluidez, le urge más aprender el idioma. En Crans-Montana se aprovechó la presencia del ex futbolista Markovic, que había coincidido en el Logroñés con varios miembros del cuerpo técnico, para que ayudara en la explicación de las indicaciones más complejas.

La idea es que, cuando comience la competición, tanto el serbio como el francés ya estén preparados tanto en el plano deportivo como a la hora de entender todas las indicaciones del cuerpo técnico y también de sus compañeros.