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Fuerzas Armadas

El gol pendiente de Kangin Lee con su país

La estrella surcoreana del Valencia debe triunfar con la selección de Corea del Sur antes de los 26 años para evitar una prestación militar obligatoria de dos años que bloquearía su carrera

Cuando dentro de tres años Kangin Lee (Incheon, Corea del Sur, 2001) cumpla los veinte, una carta de las Fuerzas Armadas surcoreanas llegará a su domicilio. La joven estrella del Valencia será llamada a filas para cumplir con el servicio militar, que en su país tiene carácter obligatorio y una duración mínima de 21 meses. Desde ese momento podrá prorrogar su ingreso hasta los 26 años, cuando deba acatar un parón de casi dos años que pone en gran riesgo una carrera profesional de élite. Solo hay tres maneras de que Lee regatee su deber con la patria y es representándola con éxito a través del fútbol: debe ser medallista olímpico, pasar la fase de grupos de un Mundial o ser campeón de los Juegos Asiáticos.

De esta última manera se salvó de la «mili» esta misma semana Heung-Min Son, el delantero surcoreano del Tottenham. Su imagen llorando desconsoladamente tras la eliminación de su país en el pasado Mundial de Rusia fue en una de las noticias deportivas del año. A diferencia de la mayoría de sus compañeros, campeones de los Juegos Asiáticos de 2014 a los que declinó asistir, Son, recién renovado con el Tottenham y en el mejor momento de su trayectoria, se veía entre la espada y la pared. Solo le quedaba una posibilidad y logró el milagro, ganando en la final de los Juegos Asiáticos en Indonesia a Japón, por 2-1 y con prórroga incluida. Su festejo fue desatado.

A Kangin Lee, que ha renovado con el Valencia hasta 2022, le queda tiempo por delante y la cuestión no inquieta, aún, ni al club ni al entorno del jugador. Kangin lleva ocho años en València y su momento se especuló con que adquiriese la nacionalidad española, lo que le hubiera convertido en un gran refuerzo para la Roja y, de paso, exonerado del servicio militar. Una posibilidad descartada porque el jugador se siente completamente coreano y, además, hubiese supuesto una deshonra nacional para un futbolista que, a pesar de su edad juvenil, arrastra decenas de miles de seguidores en redes sociales en su país y ya es un reclamo publicitario para marcas multinacionales.

Hay que entender otro contexto, como el social. El servicio militar en Corea del Sur goza de una gran aceptación. Se instauró en 1957, con el recuerdo cercano de la Guerra de Corea, que duró entre 1950 y 1953. Además, las perennes fricciones territoriales con Corea del Norte han alimentado el prestigio de las Fuerzas Armadas. Solo Israel y Corea del Norte, dos países altamente militarizados, superan en el mundo el periodo obligatorio de prestación establecido en Corea del Sur. La objeción de conciencia está perseguida por ley (aunque en proceso de revisión) y, según Amnistía Internacional, hay más de 230 presos en el país por este motivo.

No hay excepciones. Actores, cantantes y otras celebridades en Corea del Sur han tenido que interrumpir forzosamente sus carreras para el aprendizaje militar. En algunos casos, como el de las bandas Taeyang y G-Dragon, con millones de seguidores adolescentes, sus conciertos de «despedida» fueron acontecimientos nacionales. Kangin Lee tiene 9 años por delante para marcar su trascendental gol.

Esperanza deportiva y comercial

Kangin Lee se ha convertido para el Valencia en una gran esperanza deportiva, pero también comercial para abrirse un hueco estratégico en el rico mercado asiático. «En Asia los aficionados siguen a jugadores de ligas europeas, no a sus equipos», es una de las directrices estratégicas implantadas por Peter Lim. En el club de Mestalla se ve a Lee, si acaba cumpliendo las expectativas deportivas prioritarias, como una garantía de «futbolista franquicia» para abrir una grieta en la batalla comercial por vender camisetas en el sudeste asiático, un mercado hoy dominado de forma abrumadora por Manchester United, Liverpool, Madrid y Barcelona.

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