La expulsión injusta de Cristiano (por una agresión inexistente a Murillo) destapó las vergüenzas de un Valencia desnortado. Más que una ventaja, jugar con uno más durante una hora fue una condena para el equipo de Marcelino, obligado a ganar e incapaz de generar el fútbol para desarbolar una zaga tan experimentada. Empieza a ser muy preocupante. El Valencia CF no ha ganado todavía y, lo que es peor, los fichajes de este verano no han elevado el listón como se preveía sino todo lo contrario: la delantera, tan mejorada en teoría, está siendo un fracaso monumental. El VCF ensució así el impresionante recibimiento de Mestalla, nada impostado, por la alegría natural de volver a estar entre los grandes.

El Juventus hizo sangre por su ataque izquierdo. Por ahí dejó Allegri que se solazara Cristiano ante el marcaje en lontananza de Vezo, otra vez improvisado lateral derecho tras el fiasco de Piccini. Los centros de zurda de Cristiano o de Bernardeschi se convirtieron en una amenaza, desactivada por los errores clamorosos en el remate de Mandzukic y Khedira.

Mestalla celebró la expulsión de Ronaldo como un golazo. Para él fue una gran desgracia: a nadie le duele tanto quedarse fuera del partido como al astro portugués. Sin la presencia del VAR, la agresión de Ronaldo a Murillo solo fue apreciada por el juez de gol.

El VCF aprovechó para asentarse momentáneamente en un dominio dirigido por Wass y Parejo. La inercia la aprovechó Batshuayi con un regate dentro del área a Chiellini. Ya no hizo más el esperado Batshuayi, peor hasta la fecha que el condenado Zaza.

Pjanic, el mejor de la Juve, desestructuró al equipo de Marcelino con un toque y propició una contra. La prolongó un excelente Bernardeschi y el balón le llegó finalmente a Cancelo. El portugués se apiadó de sus excompañeros con un par de pifias antes de que Parejo, temerario, le colocara la bota junto al lóbulo izquierdo. El penalti lo transformó Pjanic.

El mazazo se produjo antes del descanso. El VCF había ofrecido muy poco a su hinchada. Todas las ganas de agradar, sí, pero muy poco juego por parte de las estrellas de Guedes y Rodrigo. En el arranque del segundo tiempo ya se vio que Guedes no se iba de nadie: fracasó en el regate a Cancelo y la cabalgada del lateral portugués acabaría muy mal para el VCF. Ni Parejo ni Guedes pudieron pararlo. Rodeado de cinco hombres, Cancelo sacó un córner fatídico para Mestalla: Murillo agarró a Bonucci y el árbitro alemán, con mala conciencia por la expulsión de Cristiano, estuvo feliz de pitar el segundo penalti. Otra vez Pjanic y otra vez adivinó el ángulo Neto sin alcanzarlo.

Uno menos parecía uno más

Con uno menos, la Juve parecía con uno más. Ocupaba mejor los espacios. El único rebelde contra la derrota fue Carlos Soler, ya como mediocentro, con algún disparo lejano. El VCF mejoró con Soler por el centro ,pero ni Gameiro ni Santi Mina encontraron el gol que hubiese abierto las puertas.