Entró Coquelin (m. 60), después de seis meses de ausencia por lesión, y fue el mejor del Valencia. Eso es una gran alegría para el entrenador, pero también resulta inquietante. Han pasado cinco jornadas y el equipo de Marcelino ha sido incapaz de ganar un solo partido, cuatro empates y una derrota, porque genera pocas ocasiones de gol y porque tampoco tiene precisión en las pocas que genera.

Pese a haber fichado a dos delanteros de prestigio, Batshuayi y Gameiro, el balance ofensivo es pobrísimo: tres goles en cinco encuentros. Batshuayi, de momento, no ha mejorada en nada a Zaza. Ayer, además, los delanteros no dispusieron de una sola oportunidad de marcar. Las del Valencia llegaron de tiros lejanos de los interiores, Guedes y Cheryshev. El Villarreal y el Valencia jugaron con mucho miedo y el resultado les penalizó con un empate insulso que los deja en la cola de la clasificación, sin puntan en ninguno de los dos equipos.

El Valencia, sin embargo, puede regresar con algunas lecturas positivas del estadio de La Cerámica. Sus centrales, Gabriel Paulista y Diakhaby, anduvieron firmes y no dieron opciones a la ofensiva amarilla. Guedes entró chispeante por Ferran Torres y probó con uno de esos disparos suyos tan característicos, descargando todo el cuerpo sobre el balón, para exigir la intervención de Asenjo. También Carlos Soler, desde el medio centro, cumplió con creces al dar equilibrio y arrancar en conducción para romper líneas rivales. Parejo, en cambio, acusó los nervios de su falta de forma en una entrada por el suelo a Funes Mori castigada con la tarjeta roja. Una sanción excesiva y seguramente condicionada por la gestualidad exagerada del central argentino reconvertido en medio centro, retorciéndose de dolor en el césped.

La expulsión de Parejo desencadenó la de Marcelino por protestar la decisión desproporcionada de Latre. Los dos se reunieron luego en uno de los palcos de La Cerámica y se les vio quejarse impotentes cuando el propio Jaime Latre, ya al final, no midió con la misma vara una entrada de kárate de Mario a Coquelin, saldada con amarilla.

El Villarreal tiene un problema parecido en el ataque. Ha fichado a dos delanteros de postín, Ekambi y Gerard Moreno, y solo suma dos goles en la Liga. El atacante francés ni siquiera se ha estrenado y ayer perdió la titularidad en favor de Bacca. El punta colombiano desaprovechó la mejor opción grogueta en la primera parte con un remate muy extraño: su cuerpo se hizo un ovillo en el aire con tal de no rematar a placer un centro desde la izquierda. El Villarreal tampoco supo concretar su superioridad numérica de la media hora final. El Villarreal solo tiró una vez a puerta por dos del VCF. Así de anodino resultó el partido, justificado en parte por un calor inhumano.

El cuadro de Calleja ha perdido juego exterior respecto a la campaña pasada (tras la marcha de Samu Castillejo) y su ataque se hace muy previsible.

Gestionar la abundancia

Marcelino fue un excelente gestor de la escasez el curso pasado, sacando el máximo rendimiento de Rodrigo, Santi Mina y Zaza. Pero al técnico asturiano le está faltando finura para ir aprovechando las condiciones de los cinco delanteros actuales: Rodrigo, Gameiro, Batshuayi y Santi Mina (lesionado ayer en la rodilla).

El Valencia mejorará con el paso de las jornadas. Llegarán los goles de Guedes, afilando su físico, y el regreso de Coquelin apuntalará el centro del campo en compañía de Soler hasta la recuperación de Kondogbia y el lapso de la sanción de Parejo. Las dudas asaltan en el ataque. Y en cómo y cuándo los delanteros empezarán a tener ocasiones de gol y a materializarlas.