Pasó inadvertida la actuación de Dani Parejo el pasado martes en Old Trafford y, sin embargo, fue un punto de inflexión para su regreso a la alta competencia.
Al contrario de muchos partidos de Liga, en los que se recrea en su superioridad técnica (con pérdidas a veces dañinas para la defensa), el capitán del Valencia actuó en Mánchester ante el United con una sobriedad desacostumbrada: todo fácil, todo bien, con un notable espíritu colectivo del juego.
El mediocampista de Coslada, de 29 años, no ha disfrutado de un buen arranque de temporada (sumó 11 pérdidas de balón contra el Celta), sobre todo si se compara con la excelencia de la pasada campaña, pero las críticas vuelven a ser desaforadas: algunos le tienen demasiadas ganas.
Es un debate sin sentido enfrentar a Parejo con Carlos Soler, como si los mejores futbolistas fueran excluyentes. Por supuesto que Carlos puede acabar jugando de mediocentro, si bien su mejor partido en mucho tiempo, el del pasado sábado en Anoeta ante la Real, lo completó como interior derecho. El máster recibido de Marcelino para ocupar varios puestos es impagable.
El Valencia empieza a crecer de manera muy clara en la medida en que casi todos los jugadores ofrecen ya su mejor versión: Neto, Gabriel, Gayà, Kondogbia y Soler, por ejemplo. El punto de Old Trafford, además del valor anímico de estar a la altura de un gigante europeo, supone la entrada de 900.000 euros (la victoria se paga a 2,7 millones). Las puertas de la clasificación están muy abiertas.
Pero la realidad sigue siendo todavía dura de masticar para el valencianista: en nueve partidos, una sola victoria, dos derrotas y seis empates.
Urge encadenar una serie de victorias y eso pasa por derribar el domingo en Mestalla a un Barça en horas bajas, con un Messi desquiciado en las protestas a los árbitros, pero siempre peligroso al tratarse del mejor futbolista del mundo. Con los valores de Old Trafford y el renacido Parejo, el VCF no debe temer a nadie.
