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Cerca de la mejor versión

No es habitual que el Valencia llegue a la octava jornada de Liga habiendo ganado un solo partido y más cerca del descenso que de la zona Champions. No es habitual y no es agradable. Menos aún cuando estamos inmersos en uno de esos puñeteros parones que se hacen eternos, sobre todo cuando uno viene de dinámica negativa. El asunto -analizado únicamente desde la frialdad de los números- desprende un preocupante tufo que nos retrotrae a la época de Gary Neville y compañía.

Pero, afortunadamente, la situación actual muestra otras aristas a través de las que analizar el momento del equipo que dirige Marcelino García Toral. Que no es tan malo como dice la clasificación. Desde el viaje a San Sebastián y, fundamentalmente, con la recuperación de la sociedad Kondogbia-Coquelin, el Valencia evidencia estar completamente rehabilitado para la máxima exigencia competitiva.

Ya son tres encuentros de cierta complejidad en los que el conjunto valencianista mira directamente a los ojos de rivales a los que no es sencillo doblegar. En particular, los dos últimos. Por muy mal que esté el Manchester United, empatar en Old Trafford nunca es sencillo. Por muy duro que fuera el partido del Barça en Wembley, sacar un punto sin conceder demasiadas llegadas a Messi, Luis Suárez y Coutinho es un muy buen síntoma colectivo. Pero no podemos ni debemos quedarnos ahí. Creo no ser el único que se marchó del Teatro de los Sueños sintiendo que el València podría haber redondeado una noche de leyenda a poco que Guedes hubiera enseñado el colmillo en alguna contra de las muchas que sacó el equipo buscando la espalda de Antonio Valencia y Chris Smalling.

La lectura del partido contra el Barça es similar. Poco se le puede reprochar al grupo en lo que tiene que ver con su rendimiento defensivo. Excepto en la genialidad de Messi que acabó en gol, el conjunto blaugrana tuvo posesión, pero en zonas estériles y sin inquietar en exceso a Neto. El problema para Marcelino llegó, como desde el inicio de temporada, en ataque.

Si el plan único es la recuperación y el contragolpe, hay que mejorar. Mejorar en el pase para batir la primera línea de presión de rival y salir con rapidez. Mejorar en la precisión de los centros cuando el equipo llega por fuera. A poco que estos dos aspectos evolucionen en estas dos jornadas sin Liga, el Valencia genera la impresión de poder dispararse y ganar partidos de forma consecutiva. Su mejor versión está más cerca después de tutear -y poder doblegar- al defensor del título. Es cuestión de semanas. Al tiempo.

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