El Valencia ha logrado convertirse en uno de los equipos más difíciles de vencer de toda la Liga, pero esa fortaleza defensiva, base de todo equipo solvente, no se ha visto acompañada de momento de la puntería goleadora necesaria en un proyecto ambicioso. Solo 6 goles a favor contabiliza el equipo de Marcelino García Toral en las primeras ocho jornadas de Liga, cuando la temporada pasada a estas alturas había anotado 21 y con una puntuación, 18 puntos, que hoy le serviría para ser líder. La falta de gol se manifiesta en aspectos como que ningún futbolista ha logrado marcar más de un tanto, con una diana para Rodrigo, Cheryshev, Batshuayi, Garay, Parejo y Gameiro. Pero sobre todo supone un lastre que condena al conjunto blanquinegro a los empates y a desperdiciar la oportunidad de no crecer en una clasificación alterada con los tropiezos de los favoritos.

El promedio goleador del Valencia no se corresponde con la tasación de mercado de su elenco de delanteros, el cuarto más caro de la Liga. La cotización de Batshuayi, Rodrigo, Santi Mina y Gameiro, acorde con la valoración del portal especializado Transfermarkt, asciende a 128 millones. Sin embargo, a pesar de haber enfocado el mercado de fichajes en la acumulación de pólvora, los goles no llegan.

No hay una sola causa que explique esta sequía. De primeras, hay que encuadrar el contexto en el que llegaron los fichajes de ataque, en los últimos días de mercado y tras haber completado una pretemporada (caso de Guedes y Gameiro), fuera de la forma física óptima (como con Batshuayi) o con el peaje del paso por el Mundial y un corto periodo de descanso que ha afectado a Rodrigo Moreno. El análisis de las estadísticas arroja una conclusión reveladora: solo uno de cada tres de sus disparos va a portería. El Valencia es el décimo equipo en disparos totales, en capacidad de finalizar jugadas, pero es el antepenúltimo en dirigir esos chuts a portería. Únicamente 27 de los 75 disparos totales del Valencia han ido entre los tres palos, lo que supone un 36 % , el segundo porcentaje más bajo de LaLiga, solo superado por el 26% de un Eibar que, sin embargo, ha marcado tres goles más. Aunque los movimientos y el sacrificio por el colectivo de Gameiro y Batshuayi han mejorado, el Valencia no chuta en exceso y además lo hace con la mira desviada.

Detrás de estos registros, se esconde una dependencia casi extrema de Gonçalo Guedes. La temporada pasada, en el mejor momento de forma del atacante portugués, el Valencia pasó a promediar 3 goles por partido con un índice de eficacia goleador sublime, superando el 30 %. El partido ante el Barça es una prueba. En los 6 primeros minutos de juego, el luso provocó el córner del gol de Garay y participó en otras dos ocasiones de gol. Se nota también el mal momento de Rodrigo, el mejor socio de Guedes, cuyo nivel ha descendido tras el regreso del último parón de selecciones. Por último, influye la ausencia de una pareja titular definida en ataque. El mejor momento del año pasado se firmó con Zaza y Rodrigo inamovibles en el «once». En este curso, las rotaciones por Champions han trastocado esa tendencia. Rodrigo, el delantero con más minutos (479) ha tenido tres suplencias en ocho partidos.