José Luis Gayà (Pedreguer, 1995) entrará en el partido contra el Leganés en el club de los cien jugadores que más encuentros oficiales han disputado en la centenaria historia del Valencia CF. Ese día, el próximo 20 de octubre, rebasará los 155 partidos de Julián Aníbal Pérez Myers, el central paraguayo que junto a Tatono, Antón y Sol enladrilló la defensa del equipo campeón de Liga de 1971.

Con solo 23 años y ya un cualificado historial a sus espaldas, Gayà cruza una simbólica frontera y lo hace en el mejor momento de su carrera. El lateral saborea la internacionalidad absoluta y se ha convertido en uno de los principales líderes del vestuario. Su gran nivel en el terreno de juego, siendo insustituible para Marcelino en el «once» y quedando fuera de la rueda de rotaciones pese a sus molestias musculares, se ha visto acompañado con exhibiciones de carácter en los dos últimos encuentros. Toda trayectoria de un jugador necesita de momentos icónicos que calan en la memoria del aficionado y del propio club. La bronca que recetaba a jugadores como Lukaku o Luis Suárez, figuras del Manchester United y del Barcelona, ponen la rúbrica a un futbolista al que Marcelino ha entregado galones y que posee un carácter forjado en los episodios, positivos y negativos, que ha vivido en sus cinco temporadas completas en el primer equipo.

Gayà vivió la irrupción con 18 años en el fulgurante año de Nuno Espirito Santo en la temporada 14/15. Esa aparición se mezcló con posterioridad con problemas de lesiones y por las consecuencias de la crisis deportiva e institucional de las dos campañas siguientes, entre 2015 y 2017. Una situación que dolió al jugador, especialmente por el desarraigo que desprendía el club, y que tuvo como punto culminante dos situaciones. Primero, el traspaso en el verano de 2016 al FC Barcelona de Paco Alcácer, compañero desde las categorías inferiores y amigo íntimo, con el que se ha reencontrado en la selección. Y segundo, la grave crisis padecida bajo la breve regencia de Cesare Prandelli. El técnico italiano acusó entonces a Gayà de ser uno de los jóvenes del equipo que no tenían «humildad» y aconsejó al club su traspaso en el mercado de invierno para reclutar al veterano, ahora ya retirado, Patrice Evra. Un error deportivo y estratégico que no se llegó a consumar.

Quintuplica su cotización

Con la llegada de Marcelino y la normalización del proyecto deportivo, el buen rendimiento de Gayà ha regresado y también su identificación con el club, refrendado con la renovación hasta 2023, con una cláusula de 100 millones de euros. El notable repunte en su nivel esta temporada se ha notado en su cotización. Así se ve en el portal especializado CIES, que marca que en solo un año, de octubre de 2017 a la actualidad, Gayà ha pasado de valer 7'5 millones a quintuplicarse hasta los 35'7 millones.